¿Qué sería de ellos y ellas sin este medio? ¿Dónde podrían desahogarse y mostrar sus sapiencias tras un seudónimo si no fuera por las Cartas al Director y la Opinión semanal del Rota al Día? ¿Dónde escribirían estos tipos y tipas sus relatos, algunos, por cierto, más extenso a veces que el propio texto del autor?.

Y los escritores, y este escribidor, ¿por qué  exponemos nuestras opiniones para quedar a merced de “estos sabios y sabias”? ¿Lo hacemos por esa pequeña vanidad de ver  nuestros textos publicados? ¿Lo hacemos por jorobar a “los sabios y las sabias”? ¿Lo hacemos porque nos divierte leer a los comentaristas?.

En el fondo, creo, no se trata más que de un “comensalismo” literario. O algo parecido. En otras palabras, que hay que seguir escribiendo y mandando textos para que otros se sientan satisfechos comentando sobre lo escrito. En el fondo, los escritores y este escribidor, cumplimos sin pretenderlo una tarea beneficiosa para la salud mental de ciertos personajes anónimos.

Antonio Franco García