En esta sección se ofrecerán fragmentos del libro escrito por el roteño Prudente Arjona, titulado "Historias populares de la villa de Rota", que como su propio nombre indica, refleja buena parte de la historia local.  Aunque el libro está a la venta en papelerías del municipio, el afán del autor nunca fue lucrarse con ello, por eso, permite a Rotaaldia.com compartir algunos de sus capítulos para que el gran público tenga conocimientos de una parte pasada de la villa.

Os dejamos con el capítulo.

“La Barbería”, Rota 27 de Julio de 2003

POR UNA CERÁMICA ROTEÑA

A este buen señor, arcarde durante muchísimos años, a quien pretenden nombrá hijo predilecto de la ciudad, po’ resurta, Ozé, que allá por los tiempos de Maria Castaña le sugerí la idea –sin conseguí el objetivo- de que se indagara sobre posibles orígenes de una cerámica autóctona, pa’ revivirla y comercializarla, apoyándome en el descubrimiento de distintos alfares encontrados en nuestra Villa, con fragmentos de tejas, adobes, platos y ánforas -usadas éstas para el almacenaje y transportes de áridos, vinos e incluso garùm.

Maeztro, eso si que me he dao’ cuenta yo, que en muchos lugares de los que visito tienen su propia cerámica y Rota no debería ser menos, aparte del orgullo que supondría pa’nojotros los paisanos, contá con un producto con denominación de origen a sumá a la gastronomía locá. Cuando se lo piensen- po’ esta iniciativa influiría mu positivamente en nuestra economía. Como hemos comentao’ miles de veces: pequeños proyectos darían un importante impulso en su conjunto a la ciudad.

Ozé, aunque aun no sabemos por qué, puntuales investigadores e historiadores se empeñan en ignorar al pueblo de Rota, incluso cometiendo el malintencionado error geográfico de eliminarnos del plano de la Bahía,  como son algunos libros sobre estudios de ánforas de la zona, en donde dicen literalmente que la Bahía arranca en el río Salao’, situado en El Puerto de Santa Maria. O bien otro, que sobre el comercio con las Americas menciona todos los pueblos de la Bahía, incluso Chipiona, mientras que pasan un kilo de Rota. ¡Como que las torres vigías que quedan se construyeron por capricho!...

Po’, esos investigadores, o no saben na’, o tiee  más mala jidea que un gatobocarriba, pues deberían visitá er Museo Arqueológico Provincial, y allí verían restos de cerámica de la época calcolítica, que aunque su realización, jecha a mano, es tosca, de color tierra sucia y sin dibujos o pintura alguna que la decore, cuenta con una antigüedad de cinco mil años, y han sío hallá en alfares de asentamientos roteños. ¡Claro que si tuviésemos un museo locá, po’ estaría en Rota y no en Cái, cónio!... Por cierto, Maeztro ¿qué e eso der garùn, que ha mencionao’ usté  ante?

Suponía un condimento mu apreciao en la época, y consistía en una salsa que se sacaba del atún y otro pescao azule mezclado con aceite de oliva, cuya exquisité y excelente posibilidade de conservación en ánforas durante mucho tiempo permitían su transporte a países lejanos. No hay que orvidá que nuestro atún, capturado en nuestras almadrabas, ar se de excelente caliá, hansío siempre mu apreciao’ por “tirios y troyanos”, y hoy  por los japonese, que lo compran to’...

Bueno, Ozé, esperemos que un día dispongamos de nuestra propia cerámica como la tienen Vejé, Níja, Ainsa y tantos pueblos de nuestra geografía.