Petardos (por Hugo Cañellas Ávila)
"Los bomberos rescatan a un perro en estado de pánico por miedo a los petardos" (Palma de Gran Canaria). A esta noticia de Antena 3 hay que sumarle los miles de casos que nos encontramos en las redes sociales de niños, con alguna minusvalía o con algún trastorno que se ven obligados a huir con su familia a sitios apartados de sus hogares por el daño que el ruido de cohetes y petardos les producen.
Desgraciadamente, a las imágenes de las redes sociales de cada cual en su casa, con su gente, con mesas abarrotadas de comida y brindando, hay que sumarle imágenes de perros con las patas ensangrentadas de rascar incansablemente paredes y puertas, presas del pánico. Esto sin contar los que han muerto, o los que han sufrido ataques como infartos o perdidas de conciencia.
Y también, desgraciadamente, hay imágenes y denuncias de padres con sus hijos, totalmente inmersos en ataques de ansiedad, chillando, con sus caritas desencajadas y sus padres sin poder hacer nada. ¿Se imaginan ustedes que están cenando, tranquilos, cuando de repente su hijo empieza a chillar, muerto de miedo, mientras se tapa las orejas?
Pues estos casos, que algunos verán exagerados, son desgraciamente cien por cien reales. Y se dan cada año sin que nadie haga nada. Vemos cómo padres inconscientes les compran a sus hijos petardos como medio de diversión, como forma de librarse durante algunos minutos de ellos, como si comprándoles petardos fuera un descanso para ellos.
Pues que sepan, tanto los que compran petardos, como quienes los venden, que son unos irresponsables y unos desalmados. Pues sí, lo son, tanta culpa tiene el que compra como el que vende.
¿Y que hacen las instituciones? Nada, absolutamente nada. Mientras vemos cómo los políticos posan con niños con minusvalías o trastornos mentales, o se acercan a las protectoras buscando la foto con ese pobre cachorrito abandonado, permiten y apoyan en muchos casos con dinero público, que hayan cohetes y petardos por nuestras calles con el consecuente daño que a niños y animales les produce.
Pero esta vez no voy a culpar tanto a los políticos como a los padres en sí. En muchos pueblos los fuegos artificiales son tradiciones y de antemano somos conscientes del sitio y de la hora a la que van a ser lanzados. ¿Pero que me dicen de esos niñatos que a las 3 ó 4 de la mañana se divierten tirando petardos por las calles? ¿No hay manera de controlar eso?
Claro que hay forma de controlar eso, lo que pasa es que hay que querer. Que se prohíban los petardos y cohetes, y por supuesto su venta. Y si esto no lo hacen los políticos, que lo hagan los comerciantes, a los que desde aquí insto a hacerlo. En Alemania han sido las agrupaciones de comerciantes quienes se han negado a vender petardos. No es la solución, pero es un gran paso. A mi me encantaría que Rota tomase ejemplo de esto.
¿No os da pena empezar el año haciendo daño a seres indefensos como perros y niños?
Hugo Cañellas Ávila

































Rebelderota | Viernes, 10 de Enero de 2020 a las 12:46:15 horas
Se ve que mi usurpanick cuando escribo sobre IU o Podemos , al pobre le da un ataque , posiblemente el sea un petardo más que esta izquierda sectaria nos acostumbra y ahora con este gobierno que tenemos lleno de petardos más aún pero no impedirán que sigamos opinando libremente pese a que quieran un régimen dictatorial como en Cuba o Venezuela.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder