Decía Platón que la democracia, inevitablemente, se terminaba transformando en demagogia. Yo creo que Platón se quedó corto, muy muy corto. No porque fuera tonto (tengamos en cuenta que él era ni más ni menos que Platón, un tipo listo de narices), sino porque en su tiempo no había internet (por no haber no había ni televisión) (ni radio) (ni periódicos) (ni imprenta) (casi nos podemos preguntar qué había en su tiempo).

Solo tenemos que mirar a nuestro alrededor para ver que la profecía de Platón se ha cumplido. El número de imbéciles de izquierda y de derecha (que en eso no hay distinciones) que logran ganar u obtener buenos resultados en elecciones democráticas celebradas en muchos países,  confirman el pronostico.

Las democracias siempre han estado en un tris de resultar falsarias por aquello de las manipulaciones, grupos de poder y detallitos similares, pero en la actualidad, cualquier procedimiento del pasado parece como un campeonato mundial de tres en raya.

Las redes sociales son huracanes que se llevan por delante cualquier atisbo de inteligencia o de reflexión, y la mentira la tenemos tan asumida que nos sorprende la verdad. Manipular a la opinión no es ya un arte, como creía Goebbels, santo patrón de los manipuladores, sino sencillamente una ciencia casi exacta. Los instrumentos de manipulación están tan perfeccionados que prácticamente no somos sino monigotes.

Y no solo eso. La educación actual es uno de los mejores medios de agilipollamiento inventado por el hombre (conste que lo digo como persona que trabaja en el sector de educación).  Y no me refiero a un adoctrinamiento político o ideológico, que también, sino a un cauce de pensamiento inoculado que convierte a los jóvenes en una especie de figurantes de The walking dead con capacidad - relativa - de hablar.

Con todo esto quiero decir que dentro de cincuenta o sesenta años, la democracia con mucha probabilidad habrá desaparecido (aunque posiblemente existirá todavía Gran Hermano VIP). Lo cual no creo que signifique que el mundo esté dominado por las dictaduras. ¿Qué tendremos entonces?

En fin, no estoy seguro. Hace unos años yo solía decir - de coña - que deberíamos estar gobernados por las computadoras. Ahora, cuando lo digo en serio en alguna clase de Bachillerato, son mayoría los alumnos que me dan la razón.

Y no estaría mal. Sin corrupción, sin nepotismo, sin ideología, sin ministros, sin asesores, sin partidos, sin presidentes, sin mentiras electorales. Solo objetividad. Forza Terminator!