Las marquesinas (por Manuel García Mata)
El pueblo es consciente de que la labor del gobierno municipal es complicada y quien no piense así es muy probable que esté afectado por algún que otro perjuicio que le impida ver la realidad. Una vez de acuerdo con la premisa se puede abrir el melón.
A lo largo de los últimos tiempos en Rota han gobernado distintos grupos, solos o en coalición, que, me consta, han hecho todo lo posible por mejorar nuestra villa, teniendo en cuenta la particular visión de cada uno de los mismos. Otra cuestión es que lo hayan conseguido; pues, aparte de la buena voluntad, hay que contar con los medios necesarios, algo común para todos, y con las peculiaridades de cada equipo, en especial de quien los encabeza. Hemos visto en estos años quienes se han empeñado en perpetuarse dejando su nombre grabado en cualquier cosa que se inaugurara y a quienes su obstinación les llevaba de forma obsesiva a procurar oscurecer la labor del rival político. Me viene a la memoria cómo se rehabilitó la plaza de Bartolomé Pérez, cuando estaba en perfectas condiciones, en un cambio de color municipal, habiendo cientos de tareas mucho más necesarias. Para muestra vale un botón.
También ha sido muy frecuente que frente a determinados proyectos se hayan producido movimientos de rechazo y oposición, con argumentos muy razonados y convincentes, que en muchos casos demostraron estar muy acertados, pero que en otros se comprobó que el resultado ha sido un éxito que ha desautorizado las teorías contrarias expuestas. El paseo marítimo y la restauración del Castillo de Luna, que recuerde ahora, son claros ejemplos en los que hubo quienes nos opusimos, en todo o en parte, y hace tiempo entendimos que el resultado fue un absoluto acierto, de lo que nos sentimos muy orgullosos.
Es de Rota conocido que desde hace ya demasiado tiempo el gobierno municipal viene llevando a cabo una reestructuración del servicio municipal de autobuses. Siempre es bueno tratar de mejorar, pero cuidando de no caer en los típicos errores enunciados anteriormente. Aparte de las quejas de usuarios que echan en falta determinadas paradas, en especial en la zona de los campos, muy fundadas por cierto, nos encontramos con el cambio de ubicuación de estas, con el correspondiente cambio de marquesinas.
Es cuando menos un despilfarro cambiar las marquesinas, que sus abundantes euros supone para las exhaustas arcas municipales, para trasladar paradas a menos de veinte metros de distancia de la anterior, como es un absurdo colocar este mobiliario urbano obstaculizando e inutilizando infraestructuras anteriores. Hay algunas delante de paneles informativos publicitarios, como en el Centro de Salud; otras delante de bancos donde sentarse, descansar y mirar relajadamente lo que te pudiera apetecer, como en la avenida de la Marina; y las hay, más alucinante todavía, en mitad del pseudo-carril-bici, en la avenida de San Juan de Puerto Rico, haciéndolo incluso más inútil, incómodo y problemático, que ya es mérito para algo tan aberrante, tan mal planificado, tan mal desarrollado, tan mal gestionado y con tan pocas ganas de solucionarlo.
En fin, se pueden hacer las cosas peor, pero se necesitará un enorme esfuerzo para superarlo.
Sres. del gobierno municipal, un poquito de sensatez por favor.
Manuel García Mata

































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