Jornada electoral (por Manuel García Mata)
Después de haber participado como representante político en casi todas las elecciones de este siglo y algunas más del pasado, en esta ocasión me voy a permitir no exponer análisis alguno. Va siendo hora de que aproveche el momento para acordarme de otros protagonistas, las personas que asumen la responsabilidad de constituir las mesas electorales.
Quiero destacar en primer lugar la enorme calidad humana mostrada por las personas componentes de las dos mesas electorales del colegio Azorín; su amabilidad, su paciencia para con nosotros los representantes políticos, su cordialidad con las personas que ejercieron su derecho al voto, procurando ayudarles en todo lo que necesitasen, incluso esforzándose en solucionar los casos en que, por cualquiera que hayan sido las razones, no encontraban el colegio en que les correspondía emitir su voto. Han de servir estas frases para dejar patente mi admiración y más sincero agradecimiento. Es mi deseo citar a Lorenzo, a Susana y a Cristina de la mesa donde decidí seguir el recuento y a las personas de la otra mesa, que mi frágil memoria ha olvidado sus nombres. Unas personas geniales.
Pero no por cuanto han mostrado de bueno ellas se han de olvidar las carencias, las deficiencias y las incomodidades que tienen que padecer quienes les “toca la china” de cubrir una mesa electoral. Como soy muy consciente de ello, por mi larga experiencia, asumo el propósito de exponerlos para que se busquen soluciones, sin muchas esperanzas, pues la burocracia suele ser contumaz en sus errores. Supongo que algo saldrá de mis propias ideas, pero sobre todo ha de ser fruto de las quejas expuestas por componentes de las mesas, en esta jornada y en todos estos años.
Lo primero: ¿Acaso no se pueden ofrecer estos puestos a gente que necesite el dinero, sobre todo teniendo en cuenta las altas cifras de paro que de forma endémica soportamos en este país? ¿O hacer el ofrecimiento a otras personas voluntarias que les venga bien la ayuda, sabiendo que a prácticamente nadie le apetece estar allí, en especial si al día siguiente o ese mismo día tienes que trabajar?
¿Por qué una vez que tu nombre ha salido en el sorteo y has cumplido dignamente la función que como ciudadano te corresponde y la sociedad te exige, no se te excluye de los siguientes actos electorales hasta que el resto de vecinas y vecinos hayan pasado por el mismo cargo y no que tengas que repetir, como desgraciadamente ocurre frecuentemente, sin posibilidades de renunciar por este motivo?
¿Por qué no se tiene en cuenta como razones eximentes el tener con antelación un viaje programado con hoteles contratados y billetes de transporte adquiridos o se te avise con suficiente tiempo que atemperaría la dificultad para que se evite el problema de perder parte o todo el desembolso realizado? ¿O casos similares, como la aparición de enfermedades surgidas después del plazo de alegaciones de renuncia y sobre todo, la obligación de acudir a un trabajo que exija la presencia de estas personas?
¿Por qué no se convoca para el cursillo de formación no solo a los miembros titulares de las mesas, sino también a los suplentes, que si se ven en la tesitura de cubrir la plaza carecen de la preparación necesaria?
Y por último, y esto se debe a la gentileza de nuestro secretario municipal, ¿por qué no se ha podido informar a las mesas sobre dónde pueden votar aquellas personas que no aparecen en las listas electorales de su zona, que en elecciones anteriores se solucionaba con una simple llamada de teléfono, y se les obligaba a tener que ir al Castillo de Luna? Se han dado casos de personas que anduvieron pasando por distintos colegios, algunos hasta en siete distintos, sin que nadie les pudiera orientar, se les enviaba donde hubieran votado en la anterior elección, en el mejor de los casos, pues hasta que no se empezó a reclamar no se informó que la única manera era el viajecito al Castillo, cuando todo esto se debe a errores o retrasos burocráticos, que nada dependen del votante. Hubo quien harto de este despropósito se negó a seguir dando vueltas y decidió no votar. Es muy posible que no fuera en único.
Bueno…, pues eso; que si quieren, tienen tarea. ¿Apostamos a que no se soluciona nada?
Manuel García Mata

































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