Nuestra Señora del Rosario Coronada lució ayer por las calles de la localidad y lo hizo en el día de su festividad, como es costumbre, poniendo el punto y final a las fiestas que se han celebrado durante todo el fin de semana en su honor.

La patrona fue la protagonista de la jornada festiva que quizás se dejó notar poco en las calles del municipio a lo largo de todo el día, ya que hubo poco trasiego de gente. Algo más se notó en la salida de la procesión que a las 6.30 de la tarde partía de la parroquia de Nuestra Señora de la O después de que el paso hiciera parada en la capilla del Nazareno, donde el Señor de Rota, María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista, esperaban la llegada de la alcaldesa honoraria de la villa. Con motivo del 375 aniversario de la hermandad nazarena, la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario recibió una réplica de la medalla antigua del Nazareno como regalo.  Mientras eso ocurría en el interior de la iglesia mayor, el amplio cortejo iba enfilando los primeros metros de un itinerario que mantuvo a la virgen del Rosario en la calle hasta pasadas las once de la noche.

Abría el cortejo la Asociación Musical Nuestra Señora del Rosario, varios hermanos con insignias y la dama mayor de las fiestas, Carmen Martín-Niño junto a su corte de honor, compuesta por 28 damas, lucían la mantilla española dando color a esta procesión de gloria. Tras ellas, representantes de todas las hermandades de la localidad, autoridades militares como el almirante de la Base Naval, algunos pequeños con  varas a presidencia donde se pudo ver al hermano mayor, Juan Antonio Díaz Romero, al cura párroco José Arjona Gil, y varios sacerdotes.  Tras la virgen, la Corporación municipal procesionaba bajo maza, y le seguían representantes de la Policía Local, hermano mayor honorario de la Hermandad del Rosario, y de Protección Civil.

Escoltada por dos miembros de la Guardia Civil, la patrona avanzaba en una tarde de muy buenas temperaturas que logró sacar gente a la calle para verla.  Nuestra Señora del Rosario Coronada, guiada por el capataz Pablo Barba que se estrenaba al frente de la cuadrilla, lucía la saya donada por la Infanta La Chata de Asturias, fechada en 1850, y el manto bordado con el antiguo escudo de la villa. Además, llevaba dos joyas donadas, una pulsera de pedida de platino y diamante, y una de perlas con un rubí, y la Medalla de Oro que esta misma semana le entregró la Policía Local en su acto de celebración del día del patrón.

Varios puntos fueron especialmente lucidos en el paso de la procesión con cuatro petaladas intensas e incluso lanzamiento de cohetes que dieron mayor realce al paso de la patrona por las calles de la villa.

El punto final lo pusieron los fuegos artificiales que acompañaron a la virgen del Rosario en su recogida en la plaza Bartolomé Pérez.  Con el espectáculo pirotécnico terminaban anoche las fiestas del Rosario.