Si no he entendido mal, hay mucha gente cabreada porque tenemos que volver a votar, lo cual me parece un poco extraño. ¿Tan grave es? Estoy seguro que un norcoreano se daría golpes contra las esquinas por hacerlo, aunque solo fuera una vez. Dos seguidas le parecería ya el paraíso. Así que no nos pongamos tristes, porque somos la envidia de Corea del Norte. Por supuesto, me gustaría que disfrutáramos de una situación más estable, pero es lo que tiene la democracia, que resulta esencialmente y por definición voluble e insegura.

Me llama la atención toda esa gente que pide en foros, redes y discursos de barra "que se pongan de acuerdo los políticos". Nos ha fastidiado, ¡cómo si fuera tan fácil! Y lo más curioso es que muchos de los que piden ese acuerdo son los mismos que  a menudo gritan que "todos los partidos son iguales". Precisamente el hecho de que no se pongan de acuerdo es la demostración de que, después de todo, no son tan parecidos.

He realizado un estudio, supongo que sin valor científico, pero bastante revelador. He ido a mi cuenta de Facebook, en la que tengo un número bastante crecido de amigos, y he clasificado los cien primeros mensajes o noticias políticas publicadas. El resultado no me ha sorprendido demasiado. De esos cien mensajes, ochenta y nueve eran negativos, es decir, o reflejaban noticias desagradables o atacaban a algún partido o político individual. Seis podríamos calificarlos como neutros, ni agredían ni defendían ni nos ponían de mala leche. Y solo cinco eran mensajes positivos que hablaban de logros o de cosas buenas. Repito las cifras (ahora con números, que duelen más). 89 - 6 - 5.

Que se deduce de esto. Sencillo: nos puede la mala uva. Nos gusta hacernos mala sangre. No perdonamos ni una. Y adoramos dar consejos virtuosos que no cumplimos en nuestra vida offline. De tal suerte, los políticos están mayormente amedrentados, y tienen más miedo a fallar que esperanzas de gloria por acertar. Y, por supuesto, ese miedo les pone difícil ponerse de acuerdo.

Platón, que era un tipo que sabía bastante, decía que en las democracias, inevitablemente, terminaba triunfando la demagogia.  Y eso que en sus tiempos no había twitter. Debo decir que estoy bastante de acuerdo con Platón.