El suelo de Rota (por Manuel García Mata)
Suele ocurrir que en época estival nos fijamos más en la imagen de Rota. No hay ningún misterio, la razón fundamental estriba en que la llegada de gente foránea nos anima a exhibir nuestra villa con el orgullo de quienes gozamos del privilegio de residir en ella. Nos encanta que la gente disfrute con todo el atractivo que ofrece esta tierra y es lícito que nos sintamos satisfechos.
Pero, aunque no nos desdigamos de lo expuesto, es conveniente extremar la atención para que todo esto no se convierta en un tópico. Sin ir más lejos, cuando alguien sale a las calles roteñas debería mirar alto para admirar la belleza del lugar que en la distancia se funde en perfecta armonía con este cielo azul generalmente limpio y luminoso. Hasta ahí ¿Qué más se puede pedir?
Desgraciadamente, porque siempre es importante saber dónde se pisa, hemos de bajar la vista y más abajo, en el suelo, empieza a difuminarse el encanto de la vista panorámica. Lo que continúa no ha de resultar tan grato, ni tan placentero. Apenas dejamos posar nuestra mirada en el pavimento se nos empiezan a caer los palos del sombrajo. Ante nuestros ojos se descubren incontables manchas que afean del modo más absoluto; el negro grisáceo predomina frente al gris, el ocre o cualquiera que sea el color de origen: los chicles, ¿acaso nos deshacemos de estas insípidas substancias sin ser conscientes de que van a permanecer allí siempre?, los restos de la cera procesional, los lamparones que fijan al suelo las gotas de mangla que desde los árboles afectados sedimentan las zonas próximas, las rodadas de vehículos, sobre todo en los paseos marítimos, las manchas de grasa y otras substancias orgánicas, que se acumulan excesivas alrededor de las isletas ecológicas del reciclado, restos de pintura, colillas, papeles, plásticos, basura orgánica, etc, etc. Capítulo aparte merecen los escandalosos restos de micciones de orina perruna, que una muy considerable parte de los más de nueve mil perros existentes en Rota, ensucian, impregnan, pudren y, en muchos casos, descomponen las farolas, las columnas, los postes, las señales de tráfico, los alcorques, los árboles, las paredes, las esquinas y cualquier otra, que todos son pasto de la indecencia, de la estupidez, de la falta de respeto, de la insolidaridad y del desprecio por nuestro pueblo, que demuestran todas aquellas personas responsables de todos estos animales que provocan este deterioro y esta destrucción del patrimonio de todos. Tanto quienes pasean a sus mascotas y viéndolo no le dan importancia alguna, como quienes los dejan sueltos para esconder la cabeza como avestruces, que , ya saben, ojos que no ven, corazón que no siente. Con lo fácil que es añadir al quit de acompañamiento a la mascota una botellita con agua y vinagre. Es muy posible que entre esta gente haya a quien se le llene la boca hablando de Rota, pues sepan que el cariño se muestra de muchas maneras y la principal es cuidando nuestro pueblo.
Queda claro que no se hace referencia a todas las personas que tienen mascotas, como no se habla de todas las que comen chicle, solo a quien los deja donde no debe, etc. Es a toda esa legión incívica, que necesitaría de un guardia detrás cada vez que sale a la calle o eche al perro a la misma. Ante problemas de esta índole siempre viene a nuestra mente la necesidad de más educación, pero esto es viejo y seguimos en las mismas. Conocido el problema se plantea la solución, se informa a la ciudadanía, se les conciencia, se les educa, y cuanto haga falta; pero cuando el problema persiste no hay otra que obligar a cumplir las normas. ¿Para qué le damos cien vueltas creando y modificando Ordenanzas Municipales que no sirven para nada? Todo el mundo tiene derecho a disfrutar de Rota, pero también contrae la obligación de permitir que lo puedan hacer los demás. Y cuando eso no es así, que las autoridades responsables actúen: es su obligación. Más valer perder el voto de un incívico que el de quienes lo sufren. Seamos serios.
Manuel García Mata





































Justino "Tomasito" | Viernes, 26 de Julio de 2019 a las 14:15:24 horas
Tiene usted toda la razón señor articulista.Hasta el momento,no ha llegado a este pueblo alcalde o concejal alguno, que haya sido capaz ni siquiera, de poner un triste cartelito sobre este tema tan insalubre para los vecinos roteños en parques ni jardines,¡cuanto menos en solucionar medianamente esta lacra que sufre nuestro municipioª! Creo que llevamos demasiados años reivindicando al Aytorota que tome medidas,pero se lo pasan por el arco del triunfo y ahora con mayoría absoluta y durante otros cuatro años más, se lo van a pasar también por donde les de su real y mayoritaria gana.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder