No me da la gana (por Ángela Ortiz Andrade)
De repente me he dado cuenta de que todos los años pasados se me han acumulado en las comisuras del alma y empiezan a pesarme. De pronto, en la brevedad de un chasquido, vinieron para despertarme del sueño de la vida y me asusté porque nunca reparé en que eran tantos que no podrían ser bien atendidos. Pienso en el tiempo incierto que me queda y siento la necesidad de dejar de conformarme. Porque ya no me apetece tomar el azúcar descafeinado ni recibir abrazos de trapo o sonrisas maquilladas con carmín de mercadillo.
Tal vez sea demasiado tarde, probablemente, pero no me importa. Resulta que a partir de hoy se me antoja que lo quiero todo, el “por favor”, el “cuando puedas” y las “gracias”. En este punto de mi historia, he aprendido que las decepciones se me indigestan si no se digieren con un buen vino, que las promesas se nutren de mensajes vacíos y que en mi lista de deseos no caben más renglones corregidos.
Anuncio que ya no regalaré ni un segundo de mi tiempo, porque de este me queda cada vez menos y se me ha encarecido; ya ves qué jodida puede llegar a ser la ley de la oferta y la demanda, que te obliga a valorar como un tesoro lo que antes despilfarrabas como si se tratara de algo inagotable.
A partir de hoy dejo de ponerme en el lugar de los demás para exigir el mío. Porque creo que ya me toca. Ahora que lo pienso, me tocaba desde hace media vida, pero se me olvidó acordarme de mí y ya no me da la gana.
Ángela Ortiz Andrade
PD: Comparto con todos vosotros el texto con el que participé en el Certamen Literario por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, organizado por Izquierda Unida, con el que tuve la suerte de ganar el segundo premio. Espero que sea de vuestro agrado.

































Antonio Lobatón | Viernes, 19 de Julio de 2019 a las 19:36:46 horas
No puedo estar más de acuerdo contigo acerca de tu filosofía de vida,
A mí tampoco me da la gana.
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