Hora, 09.30 mañana, viernes 17 de mayo, lugar, alrededores Oficina Correos Rota.

El vehículo conducido por el que suscribe se queda electrónicamente “muerto” en una zona y hora habitualmente congestionada de tráfico.

Ante la patente imposibilidad por parte del conductor, pie a tierra para “mover” por sí mismo, una mole de 1.500 kgs, bloqueada por su propio sistema de seguridad, acuden en su auxilio, viandantes en tránsito por la vía urbana, entre los que se encontraban una pareja de Policía Nacional de uniforme que en esos momentos patrullaba en su vehículo por el lugar.

Con dicha impagable ayuda, logramos aparcar el vehículo en tiempo récord, evitando el incipiente caos circulatorio que comenzaba a iniciarse.

Un acompañante anónimo me lleva a una clínica privada cercana, en la cual soy atendido de un “raspón” sangrante que había sufrido en una pierna, muy probablemente a causa de mi propia torpeza septuagenaria.

Concedo un margen de confianza al vehículo de una afamada marca y nos ponemos de nuevo en marcha hacia el lugar previsto como destino. (Chipiona).

Se cumple la célebre teoría de Murphy, y apenas 200 metros más adelante, el vehículo vuelve a fallecer, hasta que finalmente llega una grúa.

Mismo espíritu, misma ayuda, prestada, pero con algunos nuevos personajes.  En esta ocasión, en lugar de Policía Nacional uniformada, se apean de un vehículo contiguo, dos agentes del servicio secreto, los cuáles identificándose, proceden a proporcionar igualmente su inestimable ayuda.

CONCLUSIÓN:  Inverno en la zona y había percibido en muchas ocasiones la bondad de su gente. Hoy obtuve otra. Existe seguridad en sus calles, tanto visual y disuasoria, como la que no se observa, pero que igualmente existe y tranquiliza.

 A todos ello, anónimos, mi sincero y verdadero agradecimiento.

Jesús Antonio Rodríguez Morilla