"Podemos, Vox y los partidos aburridos"
por Balsa Cirrito
Cuando apareció Podemos, un servidor de ustedes, como otros muchos españoles, sintió una gran simpatía por aquella propuesta. Aquellos jóvenes parecían tener ideas nuevas, eran osados y, además, llegaban con empuje, con mucho empuje. Buena parte de su crítica del sistema me resultaba sumamente certera, particularmente el concepto de casta. En fin, que no solo no experimenté ningún rechazo por el nuevo partido, sino más bien todo lo contrario.
Sin embargo, cosas de la vida, que es así de cruda, pronto llegó la desilusión. La juventud se tradujo no solo en empuje, sino sobre todo en ignorancia, en pataletas y en infinidad de calentamientos de lengua que culminaban en declaraciones que provocaban la vergüenza ajena. Su crítica de la pobreza se convirtió en fomento de la misma, esto es, como descubrieron que la denuncia de las malas condiciones de vida de parte de la población les acarreaban buenos votos, se dedicaron a buscar pobreza incluso donde no la había (todavía tengo en la cabeza aquella magnífica declaración de una dirigente podemosa: "el 30% de los niños españoles se hallan en peligro de inanición", o sea, de morir de hambre; que después no haya muerto ningún niño de inanición, no debe sorprendernos mucho). Sobre todo ello, se lanzaron a una carrera desatada e incomprensible por destruir España. Juro que no encuentro ningún ejemplo semejante en todo el redondo mundo ni en la historia. Un partido que aspira a gobernar un país que quiere hacer pedacitos. Porque no es solo que apoyen independentismos pata negra como el catalán y el vasco; o los jabugos de Galicia y el País Valenciano, es que han apoyado públicamente la independencia de ¡Aragón! (los heroicos defensores de Zaragoza contra las tropas napoleónicas deben estar revolviéndose en sus tumbas) (como, por lo demás, los heroicos defensores de Gerona, Tarragona, Bilbao, Valencia...) o la independencia de Canarias. De hecho, agradecería a algún podemoso (y lo digo sin ironía) que me explicara todo esto.
Por su parte VOX, no voy a decir que provocó mi simpatía, pero sí cierto grado de solidaridad por las injusticias que sufrió en su momento de eclosión (la manifestación de cientos de personas contra los resultados de las elecciones andaluzas que llevaron a los voxeros al Parlamento Andaluz es, sin duda, una página negra de nuestra democracia). Lo mismo que con Podemos, algunas de sus críticas al sistema me parecieron atinadas. Sin embargo aquí no hubo oportunidad de mayor fascinación, tan solo tuve que acudir a internet y leer las 100 medidas urgentes de VOX para sentirme espantado, ya que son un batiburrillo increíblemente contradictorio y absolutamente inaplicable que solo se les ocurre a quienes se creen tocados por el espíritu mesiánico (no de Messi, sino de Mesías). Si por ventura se aplicara el programa de VOX, el caos que llegaría a nuestro país sería irreparable.
Por este tipo de cosas cada día tengo mayor simpatía por los partidos aburridos. Esto es, PSOE, PP, Ciudadanos, incluso el sector más tradicional de IU (personalmente, la alianza de IU con Podemos me parece absolutamente contra natura; de hecho, a la casi totalidad de mis amigos de IU esta unión les huele a chamusquina bien torrada).
Porque, ¿tan mal nos ha ido? ¿Recordamos dónde estamos ahora y dónde estábamos antes? ¿No hemos prosperado? Por supuesto, acabamos de pasar por una espantosa crisis, pero estamos saliendo de ella con gallardía (ayer mismo leía en la prensa que la provincia de Cádiz ha visto caer el paro en 27.000 personas durante el último año). Cuando algún partido propone medidas radicales, sé que sin duda se trata de un partido de cantamañanas. Cuando alguien dice que va a solucionar algo con disposiciones geniales y lo anuncia a bombo y a platillo, sé que no va a solucionar un pimiento. Cuando alguien propone acabar con el sistema, entiendo que nos va a llevar directamente y sin pasar por la casilla de salida hasta la más indigna pobreza. Cuando un grupo dice que hay que reformar o cargarse la UE pienso sencillamente que es un grupo de majaretas.
Los países avanzan y prosperan con los gobiernos de partidos aburridos. A menudo son corruptos, nos irritan y los odiamos, pero no son ni mejores ni peores que nosotros mismos, y, como a nosotros, hay que aplicarles parecidas normas, esto es ¿delinques?, pues el peso de la ley que caiga sobre ti como sobre cualquier ciudadano.
Nuestra democracia nació con el consenso de los partidos aburridos. De la UCD, del PSOE, del PCE, de AP... Ahora muchos se empeñan en denostarla, pero, ¿qué nos proponen? Podíamos aplicarle la fórmula del legendario Manuel Luque: "Busque, compare, y si encuentra algo mejor, cómprelo".






































Eugenio Ponce | Miércoles, 01 de Mayo de 2019 a las 20:18:03 horas
Sr Cirrito.
Cuando quiera le pongo sobre contexto todas esas felonías antiespañolas de las que usted se ha informado tan bien.
Le contestaré formalmente próximamente, le adelanto varios conceptos para que los vaya digiriendo.
Estado.
Nación o país.
Identidad.
Plurinacionalidad.
Federalismo.
Confederalismo.
Monarquías confederales.
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