"Calle Aviador Durán"
"Historias populares de la villa de Rota", por Prudente Arjona
En esta sección se ofrecerán fragmentos del libro escrito por el roteño Prudente Arjona, titulado "Historias populares de la villa de Rota", que como su propio nombre indica, refleja buena parte de la historia local. Aunque el libro está a la venta en papelerías del municipio, el afán del autor nunca fue lucrarse con ello, por eso, permite a Rotaaldia.com compartir algunos de sus capítulos para que el gran público tenga conocimientos de una parte pasada de la villa.
Os dejamos con el capítulo:
Como dijimos anteriormente, la ermita de San Roque se encontraba situada en solitario, rodeada de campos y huertas. Pues bien, en 1750 una familia de daneses apellidada Henquel, comerciantes y residentes en Cádiz, adquirieron una enorme parcela que tenía su entrada por la actual calle Aviador Durán núm 2, donde aún se puede ver el portal de piedra de sillería, la cual se extendía a lo largo y ancho del espacio comprendido entre la calle en cuestión, María Auxiliadora, los chalés de Ayala, Restaurante La Costilla y la plaza de la Cantera. La finca era enorme y en la misma los Señores Henquel construyeron una vivienda de grandes proporciones con una espaciosa bodega, huerto y jardín,en donde, como todo el mundo sabe, la empresa roteña, NEWIMAR está construyendo viviendas y locales comerciales.
A principio del siglo XIX la familia se marchó de nuestra localidad, adquiriendo la finca don Juan Luis Gómez de Lara, que la convirtió en casa de vecinos. En esta casa, según me contaba mi madre, cayó en cierta ocasión una centella durante una gran tormenta, la cual agrietó la vivienda, aunque no hubo que lamentar desgracias personales, pero lo más espectacular que se recuerda, porque está escrito en libros y anales, fue el terremoto producido en Lisboa y que se dejó sentir en nuestra villa, alarmando grandemente a la ciudadanía, ya que provocó un maremoto de enormes proporciones, y aunque ya mencionamos este hecho, lo ampliamos seguidamente: Según los datos conservados, el día 1 de noviembre se experimentó un temblor de tierra que, correspondiendo con algún movimiento en el fondo del mar, ocasionó una gran invasión de las aguas, causando extraordinario temor entre el vecindario y grandes destrozos materiales. En este pueblo, y según la descripción que hemos obtenido de los cronistas antiguos, a las nueve y tres cuartos de la mañana tembló la tierra, observándose la duración de las vibraciones en fuerza de temblor por espacio de nueve a diez minutos sin intermisión, con vibraciones de sus edificios y un espantoso ruido subterráneo, a pesar de lo cual no hizo considerable daño en sus fábricas, y esto solamente en las de los más antiguos y viejos.
Los árboles, sin hacer viento alguno, se mecieron con extraño movimiento, y apenas hubo persona que no lo sintiese, desamparando sus casas, poblando calles y plazas, e incluso los sacerdotes que se hallaban celebrando el Santo Sacrificio de la misa desalojaron los altares.
Aún no se había recobrado el vecindario del susto cuando se observó retirarse el mar considerablemente como cuatro o cinco kilómetros en dirección a Cádiz, volviendo súbitamente sobre la costa en furiosos torbellinos de elevadas olas, que se lanzaron sobre nuestro pueblo y sus riberas con desenfrenado acometimiento.
Chocó primero contra el muelle y los reductos de la villa por aquella parte, derribando en gran parte el espigón, reduciéndolo a un montón de piedras, que durante unos minutos quedaron juguetes de las encrespadas olas. Éstas prosiguiendo su violencia, subieron los barrancos de la costa de levante, alcanzando los molinos y tahonas que allí había.
Corriendo el golpe de agua por la bahía entró por la puerta del muelle y entrando violentamente por las callejuelas, inundó violentamente la plaza de la iglesia, penetrando en el interior del templo, cuyo altar mayor y capillas sufrieron muchos daños, en especial la de Nuestra Señora del Rosario, cuya media naranja se resquebrajó, lo que dio pie a su posterior reconstrucción y ampliación.
Siguió por la misma costa la mar salida de su centro, anegando por la parte de poniente el corral llamado “de Henquel” y todo el distrito que va desde la capilla de San Roque y casas contiguas hasta el mar, haciendo no cortos daños, pero sin agravio de las personas, atribuido todo piadosamente a la protección de la Virgen Nuestra Señora del Rosario, Patrona y tutelar de esta localidad.
El jueves 14 de diciembre, se dejó sentir otro terremoto bastante grande, que fue general en Andalucía y otras regiones españolas, aunque pocos lo sintieron por la hora, que fue entre las cuatro y las cinco de la mañana. Tras este fenómeno de la naturaleza, apareció por Rota una letrilla que decía:
Cuando el terremoto grande / subió el agua para arriba,
pero nunca pudo llegar / a donde llegó mi fatiga.
Como hemos comentado en ocasiones anteriores, la importancia, popularidad o singularidad de algún vecino de una calle terminaba dando a la vía su nombre o apodo. En este caso, la calle bautizada hoy como Aviador Durán fue conocida por calle de Henquel, terminando por ser recordada como el Corral de Hinke, aunque el primer nombre por la que se le conoció fue la de calle de la Cantera, ya que desde 1600 existía en aquella zona una de piedra caliza, partiendo de la calle Mina.
En 1876 el Ayuntamiento acordó rotular esta calle con el nombre de Libertad, siendo la primera, aparte de la Plaza de España, en la que se plantaron árboles en sus aceras, que perduraron hasta 1931.
En octubre de 1926, precisamente en el día de la Patrona, el Ayuntamiento que presidía el industrial don Juan López Naranjo descubría un rótulo dando el nombre de Aviador Durán a esta calle como homenaje al teniente de navío don Juan Manuel Durán González, copiloto con Ramón Franco, Pablo Rada y Ruiz de Alda en el histórico vuelo transoceánico Palos-Buenos Aires.
Según información de nuestro Cronista de la Villa, D. Jose Antonio Martínez Ramos, el gamoso aeroplano está expuesto en un museo en Argentina, donación que hizo en su momento, el Rey Alfonso XIII.
Este joven marino había veraneado en Rota con su familia desde niño, en la casa núm. 26 de la calle Charco. Por dicho motivo acordó el Ayuntamiento nombrarle también Hijo Adoptivo de esta Villa.





































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