Mi mamá no tiene los ojos azules (por Charo Martín-Arroyo)
Dicen que el azul es color del autismo, tal vez porque representa el mar, sereno a veces, pero también tormentoso, como algunos días de los niños como yo.
Será por eso que comenzando abril todo se llena de globo azules, como en una fiesta de cumpleaños, y miles de familias en el mundo se afanan por hacernos visibles y aunque en casa todos los días son dos de abril, al menos consiguen que este día la palabra autismo se cuele en otros hogares, en colegios, ayuntamientos, hospitales…y dejemos de ser los grandes desconocidos de la diversidad.
Hoy, hasta los ojos de mamá son azules, porque ven a través de mí, ven el camino que queda por recorrer, la falta de recursos, de compromiso, la apatía de las instituciones, la incomprensión y la ignorancia que nos etiquetan sin pararse a saber cómo somos; la escasas oportunidades y la ceguera hacia nuestras verdaderas capacidades.
Ven la segregación donde no debiera haberla, la incertidumbre de un futuro que habrá que pelear con uñas y dientes, la desazón y el cansancio que como los globos azules inundan miles de hogares de niños como yo.
Pero los ojos de mamá no son azules, por eso ella no se rinde nunca. Los ojos de mamá ven al niño que soy, conocen como nadie mi mirada y saben lo que me ocurre aunque no sea capaz de decirlo con palabras.
Los ojos de mamá ven lo mucho que me esfuerzo a diario para ser como todos quieren que sea; lo que nadie sabe es que para sus ojos, yo soy perfecto.
Mamá no tiene los ojos azules, son del color de mi risa alborotada y los abrazos más puros; son del color de esas palabras que suenan por primera vez y de los logros que sólo sus ojos saben percibir por minúsculos que
sean. Y es que los ojos de mamá sonríen cuando me miran y se llenan de luz cada vez que digo su nombre.
No, no son azules. Son del color de la calma y la seguridad, del refugio para los miedos y cómplices de travesuras. Son del color de los besos que llegan sin que me pida, de cosquillas y carcajadas locas a cualquier hora; del color de las caricias y la ternura de la inocencia, brillantes, pacientes, profundos y decididos… Si dicen que yo puedo, seguro que podré.
Los ojos de mamá no miran a nadie más, da igual que estemos solos o rodeados de gente, porque ella sabe cómo soy y lo que otros piensen de mí no es importante, sólo los ojos amigos, los que me miran como ella, merecen su atención y agradecimiento.
Dicen que algunas mamás son guerreras; la mía, por encima de todo, es mamá.
Pero mi mamá no tiene los ojos azules, porque ella cuando me mira no ve al autismo, me ve a MÍ.
Charo Martín-Arroyo Neva (Madre de Héctor)

































ilier | Jueves, 08 de Agosto de 2019 a las 19:31:02 horas
Linda y severa la luz, conmueve, anima e ilusiona, tenaz roca que sustenta la tarea de este día, y mañana ? El sol sera tuyo le tienes en tu mirada y no importa el color, eres el arco iris de tu madre transformado. tu tesón es el suyo, tu mano, su mano fuerte y cuando flaquee tendrá otra mano debajo que sujetara todo. Solo los valientes triunfan, y vosotros lo sois. cuando despierte cada día mirare al sur donde esta tu cometa y en la estela elegiré el color azul? que mas da es luz y es tu luz.
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