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Redacción
Miércoles, 06 de Marzo de 2019

La apasionante historia del blackjack

[Img #108710]El blackjack es, junto al póker, el juego de cartas más popular. Un juego que se encuentra presente en todos los casinos físicos y online del mundo. La popularidad que ha alcanzado en los últimos años se debe principalmente a la facilidad de sus normas y reglas básicas, además de su combinación de elementos de habilidad y azar. De hecho, no existe un juego de casino más fácil de comprender ni más emocionante que el blackjack. El objetivo final en cualquier partida es vencer al croupier. Para conseguirlo, los jugadores tienen que obtener una mano con un valor lo más cercano posible a 21, aunque es suficiente con tener una mano más alta que la del croupier. Si el valor de la mano es de 22 o superior, el jugador pierde automáticamente todo el dinero que ha apostado.

 

Como ocurre con la mayoría de los juegos de azar, el origen exacto del blackjack es desconocido. De hecho, diversos historiadores difieren a la hora de determinar sus posibles raíces absolutas, llegando a señalar a juegos de diferentes países y continentes como los precursores del juego de cartas. En cualquier caso, una de las teorías más extendidas sitúa a España como el punto de origen del blackjack, ya que los historiadores toman como referencia la primera mención de la que se tiene constancia del juego conocido como Veintiuno. De esta forma, la obra picaresca Rinconete y Cortadillo de Miguel de Cervantes, que pertenece a una serie de noveles conocidas como Novelas Ejemplares (1613), es la primera referencia escrita que se tiene sobre este juego que tiene unas reglas similares al blackjack.

 

En la obra Rinconete y Cortadillo, dos jóvenes llamados Pedro del Rincón y Diego Cortado se divierten con un juego conocido como veintiuna en la Sevilla del siglo XVII. Un juego que consistía en sumar veintiún puntos sin pasarse. Además, el valor del as de picas podía sumar 1 u 11. Unas reglas que no eran las mismas que las del blackjack actual, pero que sí contaban con importantes similitudes.  Miguel de Cervantes escribió la obra entre 1601 y 1604, por lo que se puede señalar que durante esa época ya se jugaba a la veintiuna en el territorio nacional.

 

De Francia a Estados Unidos

 

España siempre ha contado con una larga tradición de juegos de cartas. De hecho, la veintiuna no era el juego más popular y practicado en el territorio nacional durante el siglo XVII. El Treinta y Uno era el juego más conocido entre los siglos XV y XVIII, donde los jugadores recibían tres cartas y tenían que conseguir una puntuación lo más cercana posible a 31, siempre con tres cartas del mismo palo. Sin embargo, Francia fue el país europeo donde más popularidad alcanzó el blackjack, que en la época se conocía como Vingt Et Un (que significa 21 en francés). Un juego de cartas que descendía de otros conocidos en la época: Chemin de Fer y French Ferme. Por este motivo, muchos historiadores creen que el blackjack procede directamente de este juego francés, ya que es el que más se parece a la versión que se juega en la actualidad.

 

Los colonos franceses que desembarcaron en Estados Unidos, concretamente en el sureste del país, a raíz de la Revolución Francesa fueron los responsables de la expansión del Veintiuno por el continente norteamericano. A pesar de la popularidad que había alcanzado en Europa, el juego de cartas no fue particularmente bien recibido en los casinos estadounidenses. Por este motivo, los propietarios de los salones de juego decidieron realizar una serie de modificaciones y cambios en las reglas para intentar atraer al mayor número de jugadores posible. De esta forma, empezaron a pagar una bonificación de 10 a 1 cuando los jugadores conseguían en sus cartas iniciales un as de picas (que es de color negro, Black en inglés) junto con una jota (que en inglés es Jack), ya fuera de tréboles o picas. Una acción que provocó la popularización del juego de cartas con el nombre de blackjack.

 

El blackjack fue incorporado a la oferta de juego de los casinos de Nueva Orleans. De hecho, se tiene constancia de que el Veintiuno ya existía alrededor de 1820 en la urbe norteamericana, un lugar donde el juego era completamente legal. Un juego que se expandió a lo largo del río Mississippi por todo el país, gracias a las cambios que realizaron los propietarios de los salones de juego, que provocaron una atracción total de los jugadores por los naipes. Sin embargo, esa bonificación fue eliminada poco tiempo después, debido a las grandes pérdidas que suponía para los casinos, aunque el nombre ha permanecido vigente hasta nuestros días. La industria del juego siguió creciendo en Estados Unidos hasta que en 1931 se legalizaron los casinos en el estado de Nevada, la primera semilla de la explosión que tendría lugar en la ciudad de Las Vegas.

 

El conteo de cartas

 

Roger Baldwin, Wilbert Cantey, Herbert Maisel y James McDermott, apodados como "Los cuatro jinetes de Aberdeen", fueron los pioneros en lo que a estrategias se refiere en el mundo del blackjack. De hecho, la táctica es fundamental para descubrir cómo actuar en diversas situaciones, como jugar 16 contra 10 del crupier en el blackjack, una de las manos más frustrantes. Cuatro jugadores asiduos que desarrollaron la primera estrategia de juego básica en la historia del juego de cartas. En 1956, publicaron un libro titulado Playing Blackjack to Win ("Jugar al blackjack para ganar") en el que recogieron una serie de estrategias basadas en el conteo de cartas. Una época en la que se comenzó a expandir la idea de contar las cartas que se iban repartiendo en las distintas manos de una partida, ya que de esa forma se podía tener una mayor ventaja para derrotar a la casa.

 

A pesar de ese primer trabajo, no fue hasta la publicación del libro Beat the Dealer ("Vence al croupier ") de Edward O. Thorp en 1962, cuando se produjo la verdadera revolución del conteo de cartas en el mundo del blackjack. Una batalla épica entre el ingenio de los jugadores, que intentaban obtener una ventaja en el juego utilizando la tecnología de la época, y los casinos, que tenían que ir cambiando constantemente las reglas del juego de cartas para evitar ese tipo de estrategias. Sin ir más lejos, durante esa época surgió el conocido zapato de cartas del blackjack, que podía almacenar hasta ocho barajas distintas. Un cambio histórico en el uso de varias bajaras que impidió el conteo de cartas y los distintos fraudes por parte de los jugadores en los casinos.

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