Sr. Rajoy:

Me dirijo a usted para decirle que no sabe usted lo que le echo en falta. Un presidente al que se le puede criticar su acción de gobierno, como al de ahora o como a cualquiera de los anteriores, según las opiniones de cada cual, según sus ideologías… pero nadie me puede negar lo educado que usted era, llevaba la corrección por bandera. También echo de menos esos detalles inteligentes, llenos de excelentes reflejos con los que usted nos deleitó. Arrimando el ascua a mi sardina le recordaré aquellos que mantuvo con Pablo Iglesias, donde el ingenio saltaba de uno al otro, para placer de quienes degustan el buen hacer y para mayor honra del parlamentarismo patrio; tampoco se pueden olvidar aquellos que sostuvieron Aitor Esteban y usted, como lo del grano y el tractor, sencillamente memorables. De usted, no podemos olvidar su serenidad en aquel cara a cara con Pedro Sánchez en el que el actual presidente cometió la desfachatez de decir que no era usted decente. Ahí demostró saber encajar, cuando cualquiera hubiera montado la de Dios es Cristo. Por eso, y por algunas cosas más, le repito, que le echo de menos. También le quiero felicitar por haber apostado por Soraya Sáenz de Santamaría: no puedo dejar pasar su actitud elegante ante la torpe y desafortunada intervención de Monedero a propósito del cambio de gobierno. Usted supo elegir, aunque los hilos que movían el voto de los populares determinaron otro resultado, del que, estoy convencido, hasta usted está lamentando. Su actitud, su talante, su respeto al rival, es lo que quiero aquí dejar claro.

Pero lo que viene después de usted, que es fiel reflejo, a imagen y semejanza de lo que le precedió, deriva desgraciadamente por otros derroteros. El insulto, el exabrupto, la hipérbole, la manipulación, la falta de respeto, vuelven a ser la imagen del PP. El nuevo paladín es otro producto de la misma factoría, que es tan ligero de lengua que es capaz de desesperar a la presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo, a Consuelo Ordóñez, banalizando el sufrimiento de estas personas, al identificar a los independentistas con la “Kale Borroca” y ETA; trivializando la lucha de las mujeres y el maltrato recibido al emplear un eufemismo vergonzante al referirse a los maltratadores como “Esa persona que se porta mal con las mujeres”.

Pero sí le daré una muy buena noticia para no dejarle con el mal sabor de boca. Aquí, en Rota, en mi pueblo, el Ayuntamiento va a rendir un más que merecido homenaje, dando el nombre de un concejal del Partido Popular a una calle de nuestra villa: A Don Francisco Laynez Martín, que aquí todo el mundo conocemos como Paco Machuca. Pocos concejales conocerá usted que hayan llevado adelante una labor tan eficaz, tan entregada y tan entusiasta, como la que ha realizado este señor. Como verá, Don Mariano, esto puede que le haga olvidar tantas malas noticias.

Manuel García Mata