Pascuas y Fiestas

Y al igual que hice la semana pasada, ahora les itero que ambas palabras van con letra inicial mayúscula y en número gramatical plural. Naturalmente, antes de realizar tal afirmación, he tirado de diccionario, he buscado ‘Pascua’ y, para no cansarles, les resumo que con este término se hace referencia a distintas celebraciones cristianas. A saber: la de Navidad (25 de diciembre); la Epifanía o Adoración de los Magos (6 de enero); la de Resurrección o Pascua Florida; y la de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo (cincuenta días después de la Resurrección).

Y como es evidente que dos de estas fiestas religiosas, Navidad y Epifanía, caen por estas fechas, está justificado que podamos decir, sin caer en una incorrección gramatical, ¡Felices Pascuas! Pues con dicha expresión nos estaremos refiriendo a la Pascua de Navidad y a la Pascua de Reyes, dos celebraciones religiosas a las que podremos unir, ya de la que va, las civiles de Nochevieja y Año Nuevo.

Así que ¡Felices Pascuas!, en plural ahora sí. Una expresión multiuso como las famosas navajas suizas que -con sus diferentes y útiles artilugios como sacacorchos, tenedor, etcétera-, lo mismo nos sirven para un roto que para un descosido. ¡Felices Pascuas! o ¡Feliz Pascua de Navidad y Feliz Pascua de Reyes! Como gusten, que para gusto los colores y para colores las flores, si bien siempre debe prevalecer la ley de la economía.

Ya, entendido, pero ¿y lo de ¡Felices Fiestas!? Porque seguro que han caído en la cuenta. Por estas fechas cada vez nos llegan, de forma impresa o verbal, más deseos bajo la expresión “Felices Fiestas”. No “Felices Pascuas”, ni “Feliz Navidad” para que así, de camino, sepamos a qué fiestas se refieren, no. Ellos sólo te dicen Felices Fiestas, con lo que te dejan en la duda, pero, ¿qué fiestas?

Para encontrar una respuesta vuelvo de nuevo a Antonio Burgos, siempre hay que volver a los maestros, de modo que les dejo con él:

“Constitución en mano, lo de Felices Fiestas me parecería muy bien si no fuese tan equívoco, de manera que cuando me desean Felices Fiestas, respondo siempre:

- Muchísimas gracias. Pero ¿a qué fiestas te refieres para desearme felicidad? ¿A las fiestas de San Fermín de Pamplona, a las Fiestas de Moros y Cristianos de Alicante (ya sea sin moros, ya sea sin cristianos, como ahora se estila), a las Fiestas del Pilar de Zaragoza o a las Fiestas de la Vendimia de La Palma del Condado?

Porque aquí en Sevilla, hijo, ahora lo que se celebra es la Navidad. Las Fiestas son en primavera ¡Y menudas fiestas, Semana Santa y Feria! Así que, si quieres felicitarme las Fiestas, felicítame cuando lleguen, no ahora en Navidad, joé, ...”

En la misma línea están aquellos otros que te felicitan por las “presentes fiestas”, en un estulto circunloquio por no pronunciar la palabra Navidad. No sé a ustedes, pero a mí todo este postizo laicismo me recuerda la propuesta de aquel primer teniente alcalde y delegado de Infraestructuras para la Sostenibilidad de Sevilla cuando, en el 2007, anunció que prefería llamar a la Navidad, “fiesta del solsticio de invierno”.

Y oiga, que se quedó tan pancho. En fin. Una tontuna más, y es que no le faltaba razón a quien dijo que existía algo que Dios había hecho mal, pues le puso límites a todo menos a la tontería. Ahora que lo pienso creo que fue Adenauer, pero no se fíen de mí. Al fin y al cabo, soy uno de esos que no creen que el Flaubert llegara a decir aquello de “Madame Bovary soy yo”. No, no lo creo, es así. En cualquier caso, retomo lo del solsticio sevillano, fue una ‘torrijada’ más como quien dice. Qué atrevida es la ignorancia ¡Feliz Año Nuevo!

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FUENTE: Enroque de ciencia