"Historias populares de la villa de Rota", por Prudente Arjona
En esta sección se ofrecerán fragmentos del libro escrito por el roteño Prudente Arjona, titulado "Historias populares de la villa de Rota", que como su propio nombre indica, refleja buena parte de la historia local. Aunque el libro está a la venta en papelerías del municipio, el afán del autor nunca fue lucrarse con ello, por eso, permite a Rotaaldia.com compartir algunos de sus capítulos para que el gran público tenga conocimientos de una parte pasada de la villa.
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CEMENTERIOS
Una de las iniciativas más importantes que se acometieron en el Ejido fue la construcción de un cementerio. Se llevó a cabo en la inmediación de la ermita construida por los Padres Mercedarios en terrenos cedidos por el Ayuntamiento, como ya dimos cuenta.
Como saben los lectores, en la antigüedad, los pueblos estaban sometidos a un ingente número de desgracias ocasionadas por plagas, guerras, desastres climatológicos, inundaciones, terremotos y maremotos, aparte de epidemias que asolaban poblaciones enteras, llevándose por delante a miles de personas. Precisamente las epidemias propagadas por el contagio de los afectados constituían el caballo de batalla de los gobernantes, que intentaban combatirlas por todos los medios a su alcance, procurando una mínima higiene con la desinfectación de las casas, plazas y calles, así como en los edificios donde se reunían mayor número de personas como, por ejemplo, las iglesias, acometiendo medidas tales como la de enfoscar y blanquear los muros y paredes de estos edificios, recubriendo todas las oquedades de las piedras y cualquier resquicio en las construcciones donde pudieran albergarse e incubar los duendes de las epidemias. De esto ya tenemos capítulo aparte, pero vuelvo a reincidir en lo mismo para situar a los pacientes lectores a manera de recordatorio de lo que a continuación explico.
Así que como resultado de esas catástrofes era, sin lugar a duda, muchas muertes y consecuentemente la necesidad de dar sepultura a los fallecidos, tanto en lo tocante a su transporte a los camposantos, como en lo relacionado con la permanencia de los cadáveres en los cementerios, tomándose la precaución de que éstos fueran sepultados a bastante profundidad y cubiertos con cal viva ante el peligro de contagio.
En los libros capitulares aparecen constantes referencias a asuntos relacionados con los cementerios de la población, puesto que en ocasiones la mortandad era tal que había que habilitar espacios lejanos al pueblo para llevar a cabo las inhumaciones. Uno de estos lugares fue el cementerio anexo a la ermita del Calvario, que fue habilitado a raíz de la epidemia de fiebre amarilla del año 1800, que causó la muerte de más de un millar de personas, lo que para una población tan pequeña como Rota supuso tal vez un treinta por ciento o más de sus habitantes. También en los extramuros de la Puerta de Regla existió en la antigüedad un cementerio, que posiblemente se trata del mismo mencionado en diferentes pasajes de la historia, así como en la proximidad de la playa de La Costilla. Mientras tanto, se continuaba enterrando en la parroquia de Nuestra Señora de la O y en las ermitas, llegándose al punto de que las autoridades eclesiásticas se vieron obligadas a prohibir las inhumaciones, no tanto por la falta de espacio, como debido a los perjuicios que se derivan a la salud pública por la continua práctica que se veían observando de hacer los enterramientos en la iglesia parroquial, por hallarse la tierra sin virtud alguna para consumir los cuerpos, dejó ordenado para su remedio la construcción de un cementerio o campo santo junto a la ermita de San Roque, según se puede leer en el mandato de visita de 1798 recogido en la documentación del Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la O. Según nuestros conocimientos, dicho cementerio se llevó a cabo con recursos de la Iglesia y del Municipio. Asimismo se habilitaron también como cementerios ocasionales el pago de la Viña Perdida, el cerro del Viso y otros lugares, principalmente en tiempo de epidemias.
Volviendo al hoy desaparecido cementerio del Calvario, fue mandado precintar y vallar por el Ayuntamiento en 1801 debido a su cercanía al pueblo, a fin de que ni personas, ni animales, fueran víctimas de contagios, ordenándose habilitar un nuevo lugar como camposanto lejos de la villa. Este cierre, que fue provisional, puesto que poco más tarde se continuarían los enterramientos en el Calvario, lugar a que la Corporación debatiese sobre la construcción de un nuevo cementerio, mostrándose algunos regidores partidarios de ubicarlo en el pago de Pandero, adquiriendo para tal fin media aranzada de terreno de las propiedades de la vecina de Cádiz doña María Puyana, mientras que otros se decantaron por levantarlo junto al nuevo molino de viento, en el pago del Ejido, prevaleciendo finalmente la primera, si bien es verdad que el proyecto no llegaría a salir adelante, quedando como único cementerio el del Calvario, clausurándose definitivamente en el año 1937.
Con esta determinación municipal se trataba asimismo, aunque tardíamente, de dar cumplimiento a la real cédula del 3 de abril de 1787 sobre cementerios, que establecía la obligatoriedad en todo el reino de que fuesen instalados en los extramuros de las poblaciones, debiendo quedar a cargo de las parroquias, que seguirían percibiendo los derechos de entierro, contribuyendo a los gastos de su construcción las iglesias, el fondo pío de pobres y los caudales públicos. Como indicábamos, tales disposiciones no se cumplieron en nuestra villa, debido fundamentalmente a su elevado coste económico, al que difícilmente hubiese podido hacer frente el Ayuntamiento con sus mermados fondos.
Para concluir con este capítulo relacionado con los cementerios roteños, debemos añadir que tras la definitiva clausura del construido en el Calvario, dentro del pago del Ejido, los enterramientos pasaron al nuevo camposanto situado en el camino de Pozo Nuevo, hoy avenida de María Auxiliadora, inaugurado el 6 de enero de 1937, cuyo recinto es actualmente parque del Mayeto tras unos cuarenta años en servicio. Como todo el mundo sabe, el actual cementerio, digno y modernizado, se encuentra en el pago Buenavista Alta.












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