Laura Luelmo (por Manuel García Mata)
Pasadas las 7 de la tarde del 17 de diciembre brotan incansables las lágrimas, que no cesan de acudir a nuestros ojos, las mejillas se contraen inundadas de dolor, el corazón se sobrecoge ante tamaña atrocidad, los pechos se encogen conmocionados y los lamentos, los suspiros, los llantos y las quejas son ecos continuos de nuestro dolor por tan injusta, tan abominable y tan innecesaria pérdida: Laura, a pesar de haber deseado con todas nuestras fuerzas que no ocurriera, ha tenido el destino que nadie con un mínimo de humanidad deseara. Todo el mundo lo temía y, por desgracia, se cumplió.
El sufrimiento impone inexorable su existencia y rotas todas las esperanzas se manifiesta de forma lógica y brutal. No cabe imaginar más pena en su familia, más hundimiento, más incomprensión, más pena; tampoco se puede imaginar cuánto desgarrará la noticia los corazones de sus amigas y de sus amigos, de sus compañeros, de esa juventud que recibía sus clase, incluso de un pueblo pequeño y sencillo, que expone su existencia ante el mundo con la tremenda realidad de haber sido escenario de un crimen tan execrable. Todas estas personas lloran y echan fuera la pena que les embarga, pero no están solas, cualquiera con un mínimo de sensibilidad llora por dentro ríos de dolor que laceran, que no son bálsamo de nada y que con el tiempo puede que se vayan olvidando y que dejan un desgarro interior que siempre deja sus rescoldos.
Una profesora, una heroína más de esta noble profesión, una de las más bellas, ¿acaso hay algo mejor que vivir descubriendo el mundo, el conocimiento, el arte, los sentimientos, los valores y tanto más?; pues nada de ello le valió para que respetaran su vida, truncada en plena sazón, al comienzo del camino con todas las promesas por cumplir. ¡Qué pena, qué injusticia, qué aberración!
Mas cuando el dolor ocupa su sitio, aún nos queda espacio para la rabia que encoge nuestras entrañas, aflora el rencor como respuesta inevitable y con ello el deseo de justicia. Sé que me voy a meter en un charco, sé que voy a ser políticamente incorrecto y seré tildado de demagogo, pero ante todo la verdad, mi verdad, no la de nadie, la de una ideología política, la de una creencia, nada de eso, la mía personal, mí verdad, reitero. A tal crimen la sociedad no puede responder de otra manera que la misma proporcionalidad, cuanto más contundente más apropiada. Siempre he defendido la reinserción, pues quien comete un delito, por muy grave que este sea, debe tener la oportunidad de rectificar, pero después de haber pagado su precio, no puede irse gratis. Además la reinserción debe ser adecuada, no vale que se someta al caprichoso albur de un funcionario, por muy juez o jueza que sea, debe existir un sistema proporcionado y eficaz. Desgraciadamente eso no existe y por tanto, y mientras no sea así, a cada atrocidad no le cabe más que la respuesta que se merece. Habrá quien piense que digo eso ahora que la sangre está caliente por la proximidad del suceso, me gustaría vivir veinte años más con suficientes facultades para recordar y comprobar que me mantenga en lo mismo.
Debería hablar ahora de quien tiene la suficiente maldad para cometer una salvajada tan cruel, pero solo me acordaré para decirle que es un malnacido, como malnacidos son cuantos cometen actos parecidos; como malnacidos son quienes lo intentan, quienes lo programan, quienes lo suponen, quienes lo piensan, quienes lo anuncian, todos, todos ellos. Malnacidas también todas esas organizaciones, páginas de internet, partidos políticos, religiones, medios de comunicación, … que incitan , que justifican, que entienden, la mínima violencia contra otro ser humano, y mucho más contra gente tan indefensa sin otra explicación que su inmundicia intelectual, o su prepotencia de macho. Malnacido también quien defiende que el machismo y el feminismo son dos polos de la misma intensidad; no, mala sangre hay que tener o mucha ignorancia: el machismo es una enfermedad de la sociedad, quizás la más grave, mientras que el feminismo es la terapia para curarla; ¿se puede decir que es lo mismo la víctima que el verdugo?
Dolor, por más que se digan otras cosas, y que la sociedad nos enseñe la manera de mitigarlo. No más muertes, no más violencia, ni más palabras que ensucien la memoria de las víctimas.
Manuel García Mata

































Hannibal Lecter | Jueves, 10 de Enero de 2019 a las 19:49:13 horas
Que se cumplan las condenas integras no evita que el criminal siga cometiendo los mismos crimenes una vez fuera de la carcel, ni tampoco que otros dejen de cometerlos por miedo a ser encerrados durante más tiempo. Las leyes estan para que las cumplan todos los ciudadanos, los asesinos y el resto. Por cierto las propuestas de VOX van encaminadas a blanquear la violencia de genero y a boicotear las denuncias de las mujeres maltratadas, buscando que se rebajen las penas por maltrato o que se miren desde un prisma normalizador, cosa que sería la antesala a animar a los maltratadores y asesinos a cometer sus crimenes. Si esto no lo ven los votantes de VOX es que su coeficiente intelectual es aún más precario del que parece yá, y si lo ven es que ademas de fachas son unos...
Accede para votar (0) (0) Accede para responder