Balsa Cirrito
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PORK STREET
Voy a explicarme con rapidez porque he cogido pista para ir a jugar al tenis y no tengo mucho tiempo. En realidad, casi me da vergüenza escribir lo que sigue, porque se trata de un asunto que deberíamos dar por superado. No sé si estoy indignado o avergonzado, pero pasear por la calle Charco hace que me hierva la sangre como si fuera la Antorcha Humana de los Cuatro Fantásticos. La cuestión es que la calle Charco está recién restaurada y no lo parece ni de coña. Y la culpa no es del ayuntamiento ni del Servicio Municipal de Limpieza ni del concejal del ramo ni de Donald Trump, sino de nuestros cochinos ciudadanos y nuestros cochinos visitantes, que en este caso son lo mismo y están hermanados por su cochinidad.
Observamos en la calle peatonal marcas oscuras de líquidos asquerosos, de esos que dejan manchas durante años, y que no sé si son de yogures fluidos o de aceite de ciclomotores o de sangre de borregos degollados, y, sobre todo, de restos de chicles pegados en las losetas. Los chicles, bueno es recordarlo, no crecen en las vías públicas, no, sino que provienen de las bocas de los ciudadanos (y las ciudadanas) que los escupen. Como todos sabemos, el rastro de un chicle es especialmente perturbador de la estética; son borrones negruzcos y desagradables que, por si fuera poco, resultan muy difíciles y caros de retirar, ya que hay que utilizar aparatos parecidos a la vaporetta para hacerlos desaparecer. Creo recordar que hace cosa de un año escribí un artículo refiriéndome a la pequeña y bellísima población cordobesa de Villar del Río, y donde me permití destacar que la sensación de limpieza de aquella localidad venía dada sobre todo porque no se podía encontrar ni un puñetero cadáver de chicle en el suelo de sus calles. Por lo que se ve, en Rota ese particular nos la sopla.
Es muy irritante. La calle Charco es calle principal de Rota, nuestra calle Ancha, calle Larga o calle Mayor, nuestra Strada Principale, nuestra grand rue, nuestra Main Street, la que debe dar una imagen de como somos, pero la que me temo que de seguir así vaya camino de convertirse en Pork Street. Hay males que son inevitables: un terremoto, un huracán, una erupción; pero la suciedad no entra dentro de esta categoría. Siempre pienso a este respecto en la plaza de La Cantera, que cuesta adivinar el color original de las losetas, sobre todo a causa de las marcas chiclosas que encontramos por doquier, por más que las referidas vaporettas las eliminen varias veces al año.
Cada cual tiene lo que se merece, pero es muy triste que pudiéndonos gastar el dinero en cosas más productivas tengamos que hacerlo en enmendar la plana a los basuradores profesionales. Lo peor de todo es que conozco a unos cuantos, y suelen ser los que más se quejan de todo. Este también es el pueblo roteño.












Juan sanchez | Viernes, 27 de Julio de 2018 a las 12:41:40 horas
No quiero comentar tu denuncia porque es evidente, pero si te pasas por el paseo maritimo del rompidillo a la altura de la calle felipe segundo hacia delante te podras encontrar con una de las vista más bonitas de Rota y de la verdadera Porqueria de su infraestructura y limpieza. Es una zona del pueblo aunque no sea el centro del mismo pero llevamos padeciendo esto desde hace mas de una decada y aqui si que el ayuntamiento tiene que ver. Esta es una zona marginada a la que no se le dedica ni la más pequeña atención por parte del consistorio; muchos parches y remiendos para los pobres y para que se vea que es lugaar de pobres. Lo que hay que hacer es echarle cojones al asunto y tirar esa denigrante solería y arrancar los pinos que estan destrozando el paseo. Gracias
He contestado a esta opinion porque no podemos centrar nuestra atención en los lugares de mas afluencia de Rota dejando otros "de la mano de Dios".
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