Carlos Roque Sánchez
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¿DE QUÉ TRATA SU "OPINIÓN"?
Es la pregunta que un lector del periódico me hizo meses atrás, una pregunta que incluso usted mismo, es probable se la haya hecho en algún momento ¿De qué trata esta ‘Opinión’? ¿Cuál es su temática? Vamos que de qué escribo.
La verdad es que no le falta razón al amable interlocutor -y a usted si lo ha pensado- para tener ese desconcierto, máxime si nos atenemos al listado de títulos del que éste hace el número cien (100), un centón como quien dice, aparecidos a lo largo de estos casi dos años ya ¿Demasiados?, pues no lo sé.
Al número y sobre todo, es por dónde iba mi amable interlocutor, a la variedad de temática tratada que ha ido de lo divino a lo humano pasando por el resto del mundo animado, inanimado y hasta extraterrestre, y sin que parezca que un determinado contenido predomine sobre otro. Entonces, ¿cajón de sastre o cajón desastre? Pues tampoco estoy seguro.
De lo que sí estoy convencido y ustedes pueden estar seguros es de un hecho. Me limito a escribir de todo aquello que, resultándome interesante y pareciéndome importante, intuyo les pueda interesar e importar a ustedes. Algo que no es tan fácil como parece, no se vayan a creer, porque ¿qué no es interesante?, ¿por qué algo no es importante? ¿Cómo decidirlo y decidirse?
No parece que en este terreno pueda existir una reconciliadora uniformidad de opiniones, de ahí que tire por la calle de en medio y escriba -no con mucha profundidad, es posible- pero sí de cosas muy diferentes. Y por supuesto que unas veces acertaré y otras muchas erraré, lo natural. Y unas veces gustaré a unos pocos y otras tantas disgustaré a otros muchos. No en vano los lectores de un periódico como éste conforman un público muy heterogéneo, pudiendo suceder que las ‘opiniones’ inútiles para un lector, a otros les resulten útiles. O que las que unos califican de frívolas, otros lo hagan de sustanciales. No hay nada seguro y sabido es que el libro de los gustos no está escrito.
Lo que sí les puedo asegurar es el privilegio que me supone escoger sin ninguna traba la temática que me apetece y, a partir de ella, escribir esta sección para la que sólo me impongo una norma que bajo ningún concepto incumplo. Nunca la utilizo con fines personales, ni para transmitir un estado de ánimo, fruto de una situación vivida, ni para promover un interés personal. Lo que no significa que no pueda escribir sobre esas situaciones, únicamente que lo intento hacer teniendo presente sólo sus propios méritos, los intrínsecos, nunca por la relación que guarden conmigo.
Soy de la opinión que al lector no le interesan los problemas del columnista, bastante tiene él con los suyos. Si nos leen, y no es pequeño el favor, lo hacen para entretenerse no para agobiarse con cuitas ajenas, lo que no implica que se deba renunciar a ser uno mismo. Sucede que el lector gusta y debe saber del columnista y para ello tiene que conocernos, así que no está nada mal que, de vez en cuando, demos la cara en algunos de nuestros escritos.
Para esta semana tenía pensado poner negro sobre blanco el lazo final de la saga ‘Quemando mariposas’, pero ha ocurrido que al repasarla un magnífico nexo entre corazones destrozados se ha mostrado ante mí. El que une a Aleixandre, Lorca, Cossío, La Argentinita y Sánchez Mejías entre otros, ¿qué hacer? Bueno pues como ya ha comprobado a estas alturas del artículo, opté por pergeñar las líneas que está acabando de leer.
Por cierto y ya de la que va, ¿es la Tauromaquia un Arte? ¿Qué opina usted? Mientras lo piensa y por si es usted inquilino del más que poblado desván de los corazones destrozados, a modo de torpe disculpa, le dejo con el poeta: ‘Huir el rostro al claro desengaño / beber veneno por licor suave / olvidar el provecho / amar el daño / Creer que un cielo en un infierno cabe / dar la vida y el alma a un desengaño / eso es amor / quien lo probó lo sabe’. Sí, quien lo probó lo sabe.
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FUENTE: Enroque de ciencia












Adenoid Hynkel | Martes, 17 de Julio de 2018 a las 20:39:54 horas
Hay mucho personal que han escrito o propagado cuentos, chismes, infundios, patrañas, trolas o paparruchas, con la intención de revisionar y falsear la historia de España. Ricardo de la Cierva, historiador de camara del dictador, Pio Moa, Cesar Vidal, Federico Jimenez los Santos, J. Javier Esparza, Jose Mª Zavala, Angel D. Martin Rubio, Luis E. Togores, Stanley Payne, Luis Suarez, etc y demás juntaletras apesebrados, con ideologia sospechosamente coincidente con el caudillo. Estos revisionistas y falsificadores de la historia son homologables a los negacionistas del holocausto, aquellos impresentables que negaban el genocidio cometido por los nazis o lo justificaban, como hacen estos con las "travesuras" del generalisimo. Siempre hay hominidos involucionados y de tal ruindad capaces de negar las evidencias que constatan la clase de ideologia que defienden. Sepulcros blanqueados como diría aquel.
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