Antonio Franco
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EL MÁS TONTO ES ABOGADO
A estas alturas de la película uno se vuelve un poco psicólogo con tal de observar un poco las conductas, las actuaciones, los gestos y las maneras del entorno. Puede ser consecuencia de ese periodo vital en que “uno es demasiado mayor para ser joven y demasiado joven para que te consideren una persona mayor”. También auto analizándose para “no ver sólo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”. A estas alturas uno sabe distinguir un deseo de buena suerte hecho con sinceridad de uno que en realidad quiere expresar todo lo contrario. A esta distancia del camino, en fin, se descubre de qué “pie cojea cada uno”. Y no me refiero a los ideales políticos. Ya en más de una ocasión “he cogido prestada” una frase que Juan Luis Cebrián utiliza en su obra “La agonía del dragón”, y que vuelvo a recuperar: “La bondad no es patrimonio de ninguna ideología”. Por eso, en esa observación del ser humano, en esa observación analítica de los personajes que nos rodean y con los que convivimos a diario, dejo fuera todo significado político. Hay gente buena en todos los bandos, igual que hay verdaderos cabroncetes en todas las líneas. Claro que, según en qué sitio de la línea se sitúen, abundan más los unos que los otros.
A estas alturas de la película ya se sabe el papel que interpreta cada uno. No se puede llevar una máscara de por vida, ni disimular lo que se es eternamente. Al final siempre aflora el yo verdadero. Tarde más, tarde menos.
Ello no quiere decir que el ser humano no pueda cambiar y evolucionar. ¡Menos mal que evolucionamos! De todas formas, mejor evolucionar pausadamente que revolucionar de forma poco clara. Me acuerdo de ciertos personajes que se volvieron demócratas de la noche a la mañana. Pasaron de ser fervientes admiradores del dictador a abrazar la bandera de la libertad. Y aunque parezca que el ejemplo es político no lo es, porque se puede ser demócrata tanto de derechas como de izquierdas. Me refiero a que cambiaron de tren en la primera parada que este hizo, no por convencimiento personal sino porque consideraron que era lo más apropiado en ese momento para sus intereses personales. A estos personajes nos lo podemos encontrar en todos los ámbitos de la sociedad. Les podíamos denominar como “supervivientes”.
Otros personajes, que fueron honrados trabajadores, se vuelven empresarios de corte “chupóptero” cuando crean su pequeña empresa. Otros tratan de aprovecharse del compañero porque se encuentran en una situación de privilegio con respecto a ellos. Algunos se creen dotados de una superioridad cuando ejercen un cargo (público o privado), lo que denota que, en el fondo, escondían una personalidad de corte prepotente.
También descubrimos personajes auténticos. Son los que no engañan porque se muestran cómo son aunque cambien las circunstancias.
A estas alturas de la película se puede descubrir que “el más tonto es abogado”.
Salud.












Don Camilo | Martes, 17 de Julio de 2018 a las 20:19:30 horas
Caramba hermano Reverendorota, con eso de que "algunos que se empeñan en resucitar un pasado y manipularlo y tergiversarlo, inculcandoselo a mentes de niños y jovenes..." me ha sorprendido, nunca hubiera esperado de usted un reconocimento tan claro de sus pecados, un "mea culpa" tan autofustigante, un ejemplo tan claro de penitencia por los pecados cometidos contra la historia. Eso le honra, no muchos son capaces de confesar y mostrar arrepentimiento por las barrabasadas cometidas contra la verdad historica. Enhorabuena. Rece diez avemarias y cien padrenuestros y vaya en paz.
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