Balsa Cirrito
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QUE TU MANO IZQUIERDA SEPA LO QUE HACE TU MANO DERECHA Y VICEVERSA
Las izquierdas son estúpidas, infantiles y rencorosas. Las derechas cínicas, despiadadas y esencialmente corruptas. Por supuesto, esto no significa que no haya izquierdistas corruptos (que los hay) ni derechistas estúpidos (que también los hay en abundancia), pero tengo para mí que como defectos propios de la naturaleza de cada ideología, estos son los pies de los que cojean.
Por supuesto, también tienen virtudes. La izquierda es generosa, lucha contra las injusticias y sueña con un mundo mejor, mientras que la derecha es sumamente realista, ama la libertad y suele propiciar la prosperidad.
En fin, lo que quiero decir es que nadie tiene una superioridad moral sobre nadie, y reconozco que me molestan profundamente los extremismos descalificadores. Por ello, y creo que no hay que ser muy listo para darse cuenta, entiendo que para que un país avance debe ser gobernado por el centro derecha o por el centro izquierda, alternativas lo suficientemente cercanas como para que cada una acepte las cosas buenas de la contraria; personalmente, voto casi siempre por el centro izquierda, pero no por ello desprecio a las opciones moderadas de derechas. Es más, para que un país prospere y alcance mayor bienestar, sospecho que la fórmula es que se alternen las dos opciones que mencioné. Algo así como ocho años de centro derecha y luego otros ocho años de centro izquierda y así sucesivamente.
La ecuación es sencilla. El centro derecha suele conseguir que las naciones crezcan mucho económicamente, sin embargo, acostumbra a tener como grave defecto que también crecen las desigualdades. Con el centro izquierda el crecimiento económico es normalmente algo menor, pero se reparte mejor la riqueza, con lo cual, en una alternancia de gobiernos, todo se equilibra. Por supuesto, también es cuestión de matices: algunas de las mayores conquistas sociales son obra de los moderados de derechas - por ejemplo, el seguro de desempleo, ideado por Winston Churchill - y algunos periodos de gobiernos de centro izquierda han traído gran riqueza a un país - en España, sin ir más lejos, la mayor parte del gobierno de Felipe González fue de un notabilísimo avance macroeconómico -.
En cambio, la izquierda-izquierda de estatalismo desenfrenado o la derecha-derecha arrolladoramente ultraliberal, suelen ser un desastre y casi no disponemos de ejemplos en que no la fastidien. ¿Por qué, entonces, parece que las fórmulas moderadas, que han construido la prosperidad de Occidente, están de capa caída en la actualidad frente a los rampantes populismos? Pues no lo sé, y, de hecho, se trata de la gran pregunta, porque hay populismos de derechas, como en Francia, EEUU, Hungría o, parcialmente, Gran Bretaña, o de izquierdas, como Podemos en España, o, incluso, de cualquiera sabe, como Cinque Stelle en Italia; la cuestión es que todos arremeten contra la receta que nos ha hecho alcanzar un alto nivel de vida.
En realidad, no es infrecuente que escupamos sobre lo que nos beneficia, y la historia está tan llena de ejemplos que no nos vamos a molestar en contarlos. Aunque también es cierto que el centro derecha y el centro izquierda se han ganado a pulso buena parte de la repulsa del personal con sus estructuras amojamadas, su rutina estructural y mental y, por qué no decirlo, su corruptela institucionalizada. Por ello deben cambiar. El centro izquierda y el centro derecha. Soy de los que creen que el bipartidismo - con todos sus defectos - es bueno, de los que piensan que las elecciones deben dirimirse entre un partido socialdemócrata y un partido democristiano o equivalente, de los que consideran que no existen las soluciones fáciles que proponen los populistas. Es lo que nos ha traído la prosperidad, a nosotros y al resto de países desarrollados. Pero hay que ganarse la confianza, no vale el chalaneo y el apoltronamiento que hemos visto durante muchos años.
Pedro Sánchez comienza una andadura nueva y difícil. Tiene la oportunidad de comenzar a convencer a los ciudadanos, de España y de Europa, que la vieja fórmula es la buena. Que la alternancia de partidos moderados es la ecuación correcta. Pero tiene que hacerse con la manija correcta. Que, dicho sea de paso, casi nunca es la de los que más gritan.
O sea, ánimo y cabeza fría.












Merchi | Lunes, 02 de Julio de 2018 a las 22:14:03 horas
Señor cambia nick, ¿no será usted willy Toledo? porque dice cosas parecidas.
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