Balsa Cirrito
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MORDIENDO OREJAS
En otros siglos las creencias absolutas se dejaban sobre todo para asuntos religiosos. Algo así como: creo (o no creo) en este o en aquel Dios, y el que no esté conmigo lo frío a estacazos o lo quemo o lo ensarto como a un pinchito y se lo doy de comer a los cuervos. Comoquiera que las ideas religiosas ya no provocan tanto fervor, tengo la sensación de que hemos trasladado el fanatismo al resto de nuestras creencias.
Parece mentira las pocas, escasísimas ocasiones que oímos un "no lo sé" o un "no estoy seguro" cuando tratamos ciertos temas, a menudo, de enorme complejidad, y, desde luego, nunca en un debate televisivo. Si hablamos, por ejemplo, del problema de los refugiados o de los migrantes (que aunque a veces no lo parezca, son asuntos muy diferentes) me sorprende la seguridad y el convencimiento con el que todo quisque se manifiesta. Para unos, quienes se opongan a la llegada son, por supuesto, fascistas (el abuso de la palabra fascista es tan grande que ha pasado a significar simplemente "persona que piensa lo contrario que yo"); para otros, quienes están a favor de que venga toda esta gente de fuera ponen el peligro nada menos que toda la civilización occidental. En realidad, hay tantos argumentos para estar a favor como para estar en contra, y el hecho de adoptar una u otra posición no debe hacernos despreciar a quienes sostienen la contraria. De hecho, quienes me parecen auténticamente fascistas, son aquellos que no ven las dos caras del asunto y se aferran a su visión estrecha y limitada del mundo.
He puesto un ejemplo, pero, en realidad, podría ampliarlo prácticamente a cualquier tema sobre el que discutiéramos. A veces he tenido la tentación de atribuir esta mala leche y mecagoentupadre dialéctica de nuestros días a los dos entes políticos más bordes de España en las últimas décadas, esto es Aznar, el hombre que creía que las cosas solo se arreglaban por las malas (preferentemente a hostia limpia) y a quien han terminado por odiar universalmente los miembros de su propio partido, y Podemos, formación cuyas dos palabras favoritas son "sicario" y "facha", y que considera a todo el que se salga de su estrecha línea como "enemigo" (en este sentido, creo que tiene un puesto de honor el señor Echénique, probablemente el político con el pensamiento más plano que recuerdo haber contemplado). Sin embargo, sería injusto cargar contra ellos, ya que esa situación y esa falta de cintura se puede observar en todo el mundo. Muchos países occidentales tienen en la actualidad un nivel de enfrentamiento y de agresividad sobre cualquier asunto público como no se veía desde que Mike Tyson mordiera la oreja a Evander Holyfield. Observemos: Reino Unido, EEUU, Italia, Holanda... hay veces que estos países parecen al borde de un enfrentamiento civil, por no hablar de Francia, donde ese estado de cabreo es casi endémico.
Y es curioso, porque, incluso con la crisis y su puñetera madre, en ninguna otra época hemos vivido mejor, al menos materialmente. En ningún otro tiempo la humanidad ha tenido menos hambre. Jamás hemos estado tan abrigados. Nunca hemos tenido tan inmensas posibilidades de acceso a la cultura. Por supuesto, todo es mejorable, pero da la sensación que en vez de estar dando hurras por lo conseguido, solo lloramos por lo que queda por hacer. Es más, acompañando todo esto estamos desarrollando (miento, ya la hemos desarrollado) una moralina constante que obliga a mucha gente a soltar sermones éticos a cada hora del día. Un tipo que intenta pagar menos a Hacienda o una señora que trinca cuatro fruslerías de un supermercado son reputados instantáneamente como indignos, como si nadie intentara hacer trampas a Hacienda o nadie sisara en los hipermercados (lo de fundir a alguien por mentir en el currículum me parece ya surrealista: sencillamente no conozco absolutamente a nadie que no lo haga).
No estoy seguro de cuál es la razón (o razones) de todo esto, aunque personalmente veo una causa principal: la sobreexposición. Hasta hace muy pocos años la vida privada de las personas era privada, y salvo una docena de celebridades, nuestra exhibición pública era muy limitada. En la actualidad todo el mundo es famoso. Las redes sociales, youtube, el número casi infinito de canales de TV (cuando digo a mis alumnos que en mi infancia había solo dos cadenas y con un horario muy limitado, flipan), el número igualmente infinito de periódicos tanto de papel como digitales... Lo cierto es que todos hoy somos personajes públicos. Y cuando alguien es personaje público adquiere una conciencia de sí mismo un poco hinchada, miente y se muestra no como es, sino como quiere que le vean. Y falseamos y nos ponemos muy redondos y muy éticos. Y nos ponemos a morder orejas. Y fabricamos, como ven, un mundo muy triste y aburrido.
(Entretanto, me bebo un chupito de Jagermeister...)












Darth Vader | Miércoles, 27 de Junio de 2018 a las 22:24:39 horas
Nuevamente el calumniador oficial del foro llamandoselo a otros. Es falso que yo le haya llamado FASCISTA, repito fascista, a ud ni a nadie, y nada más facil que repasar mis comentarios y comprobarlo. Ha sido ud el que ha confesado varias veces ser militante o seguidor de AlfalFalange, que repito es un partido fundado a imagen y semejanza del partido fascista italiano y del que recibia financiación, como si de una sucursal se tratase y del que copiaron las "buenas costumbres" de ir armados y de "convencer" al posible electorado con amenazas y violencia. Su fundador Primo de Rivera por tanto tenia un pensamiento fascista. Entre los fundadores de Ciudadanos hay falangistas y entre sus candidatos y militantes hay de todo, falangistas, fascistas y filonazis. Quienes fomentan mano de obra barata para el capitalismo son sus amiguitos los politicos de derechas, en especial Partido Podrido y Cuñadanos, con sus reformas laborales y sus recortes en despidos y contratos unicos y tal y tal. Dejese de trolas, y endilguele las estampitas a los votantes de estos y a no al resto.
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