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Sábado, 26 de Mayo de 2018

Historias populares de la villa de Rota, por Prudente Arjona

En esta sección se ofrecerán fragmentos del libro escrito por el roteño Prudente Arjona, titulado "Historias populares de la villa de Rota", que como su propio nombre indica, refleja buena parte de la historia local.  Aunque el libro está a la venta en papelerías del municipio, el afán del autor nunca fue lucrarse con ello, por eso, permite a Rotaaldia.com compartir algunos de sus capítulos para que el gran público tenga conocimientos de una parte pasada de la villa

 

[Img #93277]

SOBRE PELAPÚ Y LAS CASETAS DE PLAYA
(Dedicado a la familia de Ramón “El Libre” que han vivido siempre en la calle Extremadura)

 

 


Habría que hacer un punto a parte, para hablar un poco de un popular hombre de negocios, como fue don José Santos Calderón “Pelapú”, y su familia, quienes explotaron un tramo de playa de la Costilla, donde ubicó durante muchos años casetas de playa en arriendo y asimismo, un bar y unos baños de agua dulce y salada, caliente y fría.


Este peculiar personaje le puso motes a su familia, por ejemplo, a sus hijas le llamaba “Verano” una y a la otra “Invierno”, a un hijo “Cabo” y a otro “Chini”, su mujer “La Gitana”, e incluso él mismo, se hacía llamar “El Tumba”, aparte del doble sobrenombre de “Pelapú”, y tantos años se llevó este hombre en el negocio playero que la zona de playa, e incluso las piedras que afloran en bajamar, aún se las conoce como “Pelapú”. Su mujer, “La Gitana”, curaba “culebretas” y distintos males, y él, por su parte, disponía de un vozarrón, que estando sus hijos jugando en el muelle, llamándoles por sus apodos los hacía acudir a su potente llamada. Esta peculiar manera de ser fue cantada en el carnaval de uno de aquellos años, cuya letra, que me ha sido facilitada por Rosa Sánchez, Rosi, la de Ramón el Liebre, decía:


En la playa de la Costilla está habitada por un hombre
 que a cada uno de sus hijos le ha puesto un sobrenombre.
A uno le ha puesto Chini, a otro le llama Tudela,
a una hija la bautizó Invierno,  y a la otra Primavera.
Aquí tenemos al Cabo, al cabo de malasganas,
Él se hace llamar El Tumba, y a su mujer, La Gitana.


Quisiera apuntar un dato interesante, aunque penoso, y que no es otro que cuando fue construida la nueva bajada a la playa de la Costilla en la prolongación de la calle Blas Infante, bajo la misma se encontraban unas habitaciones con unas enormes bañeras de mármol, las cuales fueron sacadas a trozos sin consideración alguna, un patrimonio interesante que quedaría como testigo de aquellos baños que a base de carbón y leña, calentaba el agua del mar para aquellas personas que necesitaban para sus males este tipo de baños.


Todo lo que aquí se cuenta tenemos que agradecérselo al Cronista de la Villa, cuya investigación me ha facilitado, así como tantas otras cosas que se narran en este libro, fruto de las investigaciones del Cronista, procedentes muchas de ellas de los libros que contienen las Actas Capitulares de diferentes épocas.


La primera noticia que se ha encontrado sobre estos baños en las Actas Capitulares data del año 1908, y dice así:


“Examinada por el Ayuntamiento la solicitud presentada por el vecino don José Santos Calderón, en la que pedía licencia para la instalación de varias casetas de baños y una barraca en la playa de La Costilla durante la temporada veraniega, y teniendo en cuenta que en años anteriores había venido ya instalando dichas casetas previo el oportuno permiso, sin que en nada se hubiese perjudicado por ello a la navegación ni a las industrias de pesca, acordó por unanimidad el 27 de junio conceder al expresado señor Santos autorización para el establecimiento de las citadas casetas y barraca, que debía colocar hacia el lado de levante de los baños del señor Figueroa, y a distancia de por lo menos cinco metros de la escalera recién construida en la desembocadura de la calle de Cánovas del Castillo, sin perjuicio de lo que resolviese el ayudante de Marina de El Puerto de Santa María, a quien debía pasar la referida instancia conforme a lo dispuesto en la ley de marzo de 1880.”


Asimismo, “Habiendo quedado bajo la escalera de acceso a la playa de La Costilla un local o habitación que bien podía ser destinada al servicio de un restaurante, cervecería o nevería durante la temporada de baños, arrendándola a un industrial con tal objeto, con lo que las arcas municipales obtendrían algún ingreso con el que ir enjugando poco a poco el gasto realizado con motivo de la construcción de la citada escalera, propuso el señor alcalde en la sesión del 6 de junio fijarle una cuota de 125 pesetas por temporada.”


Esto guarda relación con la siguiente del año de 1909, “Dada lectura en la sesión del 13 de febrero al informe emitido por la Comisión de Policía Urbana en el expediente incoado por la Jefatura de Obras Públicas de la provincia a instancias del vecino de esta villa don Domingo Figueroa Pedrero sobre ocupación temporal de una zona de la playa de La Costilla con casetas de baños, acordó unánimemente el Ayuntamiento darle su aprobación bajo las condiciones siguientes:
    Que habiendo solicitado el señor Figueroa el establecimiento de casetas de baños en la expresada playa en una extensión de trescientos metros, o sea, cien hacía la parte de levante y doscientos hacia la de poniente a partir del eje del balneario de su propiedad, y como quiera que desde hacía más de diez años que en virtud de las oportunas concesiones otorgadas por la Alcaldía de acuerdo con la autoridad de Marina, se habían venido estableciendo en la expresada playa durante la temporada veraniega barracas y casetas de baños por el vecino don José Santos Calderón en una extensión de cincuenta a cien metros de playa, lindante con el terreno ocupado en igual tiempo por el señor Figueroa, considerando que las referidas concesiones no constituían monopolio alguno a favor de persona determinada, pudiendo por tanto otorgarse otras, debía limitarse la concesión del señor Figueroa a doscientos metros por el lado de poniente y a setenta y cinco por el de levante, dejándose así a salvo la autorización concedida al señor Santos por la Alcaldía y la autoridad de Marina, sin perjuicio del derecho de los particulares a establecer casetas en la zona cedida para su uso exclusivo y no para arrendamiento, así como del derecho de la Corporación a ocupar la expresada zona siempre que lo estimase oportuno para la celebración de festejos y espectáculos públicos.”


 Por último, “Habiendo informado el señor alcalde a la Corporación que del estudio que venía haciendo del estado administrativo del Municipio resultaba que en la sesión del 6 de junio de 1908 se había autorizado al entonces alcalde para arrendar el local existente bajo la escalera que daba acceso a la playa de La Costilla por la suma de 125 pesetas, que habían de ingresarse en arcas en concepto de eventual, en cuyos términos fue alquilado al vecino don José Santos Calderón, que lo venía ocupando desde entonces sin que constase, a pesar de las indagaciones practicadas, la formalización de contrato alguno ni que se hubiese ingresado cantidad alguna por tal concepto, acordó el Ayuntamiento el 17 de diciembre de 1910 abrir la pertinente investigación sobre los hechos, con el fin de proceder al cobro de los descubiertos que resultasen a favor del Municipio, así como promover expediente con el fin de arrendar dicho local por concurso entre los industriales que lo deseasen, estableciendo el pago adelantado.”


No se ha encontrado el acta siguiente, pero debe entenderse que debió seguir con el alquiler según se desprende de los sucesivos anuncios aparecidos en la revista Rota y sus playas del año 1913 y siguientes, cuyo texto es el siguiente:


BAÑOS DE NTRA. SRA. DEL CARMEN
Situados en la Avenida de la Playa De José Santos (Pelapú)
Baños dulces y salados templados. Abonos para familias a precios sumamente económicos.
ROTA


Este anuncio se repite en 1916, añadiendo que los dichos baños están “situados en la Avenida de la Playa”, que fue el pomposo nombre que le dio el Ayuntamiento a la prolongación de la calle de la Bejarana, hoy de Blas Infante, inaugurada años antes, al extremo de la que se hallaba la escalera de dos tramos que daba acceso a la playa, debajo de que se hallaba la habitación arrendada por el señor Santos Calderón. Por cierto que en este mismo año, en el apartado “Guía General de Rota” y en el capítulo de balnearios aparecen los siguientes: D. Domingo Figueroa, D. José de los Santos y Dª Josefa Gassolo.


Similares anuncios aparecen en 1918, en cuya Guía General se dice que Rota “se halla rodeada casi en su totalidad por excelentes playas, en las que se instalan casetas para baños de placer y de ola por los propietarios del balneario de los Sres. Figueroa y Santos Calderón en la playa de la Costilla y de D.ª Josefa Gassolo en la de las Almenas.”


El anuncio de 1922, además de los baños y abonos, introduce las siguientes novedades Se añade el texto“Se hacen sombrajos”, se incluye en nombre completo “José Santos Calderón”, y se omite el apodo “Pelapú”.
Asimismo, y ya en otra página aparece un nuevo anuncio de “Casetas de Baños de Manuel Nieto. Se alquilan en la playa de la Costilla. Precios económicos. Caseta de baños templados.”


Desde aquí, dando un salto cronológico, encontramos en 1935 el siguiente anuncio:


BAÑOS PUYANA (*4)
Situados en lo mejor de la playa de la Costilla.
Arriendo de casetas por la temporada a precios económicos.
ROTA


Que coexiste con el siguiente:

BAÑOS DE PELAPÚ
Situados en la sin igual Playa de la Costilla
Arriendo de casetas
ROTA


Por último, en la revista “Nuestro Hogar”, de 1927, se lee ”No olvidemos los célebres baños del Carmen, tan conocidos por las clases modestas, del viejo José de los Santos, ni las fondas del Sr. Morera Macías y del conocido José María Jaén”.


Hasta aquí los datos que he podido aglutinar gracias a la importantísima colaboración de mi buen amigo, el historiador, investigador y escritor, Cronista de la Villa, don José Antonio Martínez Ramos.

 

(4*) Don José Puyana Palomeque aparece en la revista de 1936 como arrendatario del Balneario de Nuestra Señora del Rosario “el más acreditado de las playas andaluzas por su especial situación y deliciosa temperatura que en él se disfruta. Espaciosa terraza. Amplio comedor. Baños templados de mar y agua dulce. Canalejas 29 y 31. Rota. Se alquilan casetas”.

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