EL PRESIDENTE PUTAÑERO

Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, pasará a la Historia como una de las personas más nocivas del planeta. Y mira que entre sus coetáneos hay personajes dañinos. Sus palabras lo califican nítidamente. Hace unos días, se refirió a los inmigrantes diciendo que “no son personas, son animales”.  Si alguien le puede encontrar la gracia a la frase es que es tan miserable como el autor de la misma. Algunos de los que les habrán reído la gracia serán los mismos que le habrán propuesto para el Nobel de la Paz.

ero no sólo sus enunciados son deplorables. También lo son sus actos. No me refiero a los actos que pueda llevar a cabo en su vida privada, sino a los que ocasionan daño entre la ciudadanía. El último, el traslado de la embajada de su país a Jerusalén. El hecho ha provocado indignación entre la población palestina, que se ha manifestado por ello, lo que ha provocado una matanza indiscriminada de civiles, entre ellos mujeres y niños. La imagen del bebé, víctima de los bombardeos del ejército israelí, han dado la vuelta al Mundo y ha indignado hasta la ONU.

Antes de esto, Donald Trump  rompió el tratado nuclear con Irán y restableció las sanciones contra este país. La ruptura de este tratado, firmado por los países de la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y China en el año 2013, ha colocado a los países de la Unión Europea en una disyuntiva.  De momento, los países europeos mantienen el tratado a pesar de las amenazas del prepotente presidente dirigidas a las empresas que mantengan relaciones comerciales con Irán.

Nada más estrenar la presidencia, Donald Trump inició el proceso para que su país abandonara el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica. No engañaba a nadie, dicha medida estaba contemplada en su programa electoral. Empezó pronto a mostrar sus credenciales.

Otra de las medidas puesta en escena ha sido la puesta en marcha de los aranceles a las importaciones procedentes de China. En este camino proteccionista emprendido ha impuesto aranceles al acero y al aluminio que importa principalmente de China, Canadá y Alemania.

Las políticas económica proteccionistas suelen ser efectivas en determinados momentos y sobre determinados productos. Pero en un mundo globalizado las medidas que trata de imponer tienen un corto recorrido. Cuando las empresas norteamericanas vean sus stocks acumulados y sin salidas al extranjero por mor de esta guerra arancelaria, quitarán del escenario al soplagaitas de su actual presidente. Eso sí, a corto plazo se trata de medidas bien acogidas por la ciudadanía. Defender tus productos frente a los de otros países es algo que todos apoyamos sin entrar a valorar las consecuencias a medio plazo. Pero sólo las potencias económicas se pueden permitir, como el caso de Estados Unidos, aplicarlas.

Importante es saber qué papel va a jugar la Unión Europea en el contexto mundial sobrevenido por el resurgimiento de políticas de derecha radical que parece querer volver a políticas de bloques económicos y militares en unos momentos en que el mundo parecía haber recuperado un poco la cordura.   

No se le daría mayor importancia a estas estrategias si no fuera porque es la ciudadanía la que sufre sus consecuencias. Y cuanto más empobrecidas son las sociedades, más nefastos son los resultados.
La arrogancia, la irresponsabilidad, la intolerancia, el racismo, la aporofobia... son “los contravalores humanos” que posee el presidente de los Estados Unidos. Candidato para el Nobel de la Paz, vamos.
Salud.