Es una empresa familiar con más de 60 años de historia. Conocida en Rota por estar en pleno casco urbano y sobre todo, por haber sido valedora de que un vino autóctono como la Tintilla no se perdiera en el camino.

Juan Martínez Martín-Niño, Juan "El Gato", siempre la tuvo como su niña mimada y ese sentimiento ha ido pasando por las cuatro generaciones que actualmente se puede ver trabajar mano a mano, de forma muy artesanal, en esta bodega roteña.

Hoy, 2 de mayo, es una fecha especial para esta gran familia de "El Gato". Hoy se presenta la nueva imagen de la Tintilla de Rota, un paso que, como dice Laura López, bisnieta del fundador de la bodega y nieta del principal baluarte de esta empresa, era necesario para que la prestancia y señorío de la Tintilla de Rota que gana en el paladar también lo hiciera por la vista.

Es una imagen más limpia en la que con sólo tres elementos, se cuenta mucha historia: el nombre de Tintilla, vino autóctono y singular de esta bodega y de Rota; el nombre de  Juan Martínez "El Gato", que gracias a su incansable labor de años, cuando esa uva pequeña y de apariencia poco apetitosa pasaba casi al olvido, él rescató con mimo manteniéndola en su bodega hasta hacerla otra vez grande; y la villa que lleva con orgullo su vino y reconoce, con todas las distinciones locales habidas y por haber, la labor de este bodeguero.

Han sido meses de trabajo de El Gatonauta, empresa con la que Bodegas "El Gato" lleva trabajando un par de años, y el resultado, gusta. En la difusión de la nueva imagen trabaja también la fotografa Wendy Gómez, encargada de inmortalizar espacios únicos para este caldo que quiere llegar a un público más amplio.

El nuevo etiquetado para la Tintilla de Rota joven y reserva es la novedad que viene a resaltar un proceso artesanal de producción y embotellado, que son la seña de identidad de esta bodega familiar, hoy orgullosa de dar pequeños pasos para mejorar su vino más grande.

Es cierto que el hábito no hace al monje, pero en este caso, el hábito sirve para vestir de gala a un vino singular y roteño que sigue ganando adeptos. Es el complemento que esta familia bodeguera cree que faltaba a una Tintilla que desde hace años está experimentando su renacer. Su sabor, el de Rota, es dulce, aunque con uva tintilla se están haciendo otro tipo de vinos tintos que también se están abriendo mercado. En Rota, nos quedamos con la de siempre, la Tintilla dulce para el aperitivo o para el postre de manos de Bodegas "El Gato". 

Un sorbo de Tintilla es algo especial: es historia, el ejemplo de un cuidado proceso artesanal y la pasión por el vino. Tres conceptos que se trabajan bien dentro de las instalaciones de la avenida San Fernando, 40 donde prácticamente, todo se hace a mano, lo que da un plus a este producto tan roteño. Si aún no has tenido la suerte de probarlo, este es un buen momento para brindar por su puesta de largo.