La noche de Martes Santo tiene algo de especial para los roteños, no en vano, procesiona una de las tallas más veneradas en la villa y eso se deja notar cada año. Ayer no fue diferente, Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado cumplió su estación de penitencia arropado por cientos de ciudadanos que se echaron a la calle en una noche que además, acompañó con buenas temperaturas.

La sobriedad que caracteriza al paso de este Cristo se hizo patente nada más abrirse las puertas de la parroquia de Nuestra Señora de la O de donde partió un cortejo formado por unos 350 hermanos en total entre penitentes cargando pesadas cruces, nazarenos con cirios y hermanas de vela. El silencio que  acompaña al paso solemne y la devoción que se profesa a este titular de la Hermandad de la Veracruz, se volvieron  protagonistas de una estación de penitencia que se desarrolló  bajo lo previsto.

Con paso firme, Nuestro Padre Jesús lució sobre los hombros de su cuadrilla de costaleros, un total de 24 hombres que siguen las órdenes de su capataz, José Joaquín Arévalo, y su grupo de capatacía con Germán Patino, José Manuel Rodríguez Pérez y Antonio   Ruiz   Peña, que saben mantener la solemnidad de un Martes Santo de recogimiento y respeto.

El Cautivo lucía su habitual túnica morada y corona de espinas. Pisaba un monte de claveles rojos y con cada paso que daba se hacía el silencio. Y es que el respeto a esta talla se mantiene cada Semana Santa. Sólo la voz del capataz y el racheo de los costaleros se escucha por las calles de una villa que ayer volvió a salir y demostrar a Jesús Cautivo su amor.  Saeteros también alzaron sus plegarias a Jesús en varios momentos de su recorrido. Un recorrido que volvió a repetir su paso por la avenida San Fernando como el año anterior.

Hoy miércoles, es el turno de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Caridad.  Jornada de luto que está consiguiendo con la Hermandad de la Salud ser un referente por su buen hacer en la calle.