DESAHUCIADOS A VIVIR UNA CULTURA DIFERENTE

Más de once mil personas quedaron en paro en nuestra Comunidad durante el pasado mes de enero. El aumento del paro se dio sobre todo en el sector servicios, por el factor estacional del fin de la campaña navideña. Pero también subió en la agricultura más de mil nuevos desempleados, alcanzando ya la cifra de 56.800.

Me voy a centrar en la provincia de Huelva y en el sector agrícola de esta provincia. En la agricultura, el paro se redujo en Huelva en más de mil quinientas personas durante el mes de enero. Pero me llama la atención que el número de parados onubenses en este sector esté por encima de los ocho mil desempleados. Que por qué me llama la atención este dato. El interés por ello lo produce otra noticia de los mismos días en que se dio a conocer que para la campaña de recolección de la fresa y otros frutos rojos se necesita en torno a diez mil trabajadores. La noticia, textualmente, dice que “el Gobierno central ha autorizado alrededor de 10.000 nuevos contratos de trabajadores de Marruecos para la fase de recolección de la campaña agrícola en la provincia de Huelva”.
Me llama la atención porque la cantidad de jornaleros demandada supera a los demandantes de empleo agrícola en la citada provincia.

Imagino que en este caso operan diferentes factores, como puede ser la situación geográfica de dichos demandantes de empleo agrícola.
Pero también lo destaco porque, como consecuencia de la crisis, empieza a ebullir cierto rechazo a los inmigrantes alimentado por ideas neofascistas, con mensajes como que los inmigrantes vienen a “quitarnos el trabajo a los españoles”.

“Estas contrataciones son importantes para un sector que lleva dos años consecutivos sufriendo problemas de mano de obra, llegando, incluso, el año pasado algunos agricultores a no poder recoger la fruta por falta de trabajadores, por lo que su presencia durante los meses gruesos de la campaña se hace fundamental”, acababa la susodicha información.

Continuando en la misma línea, cuando en los primeros años de la primera década del presente siglo disfrutábamos de nuestra “belle epoque” anterior a la  crisis que aún colea, con la profesionalización de nuestro ejército tuvimos que abrir las puertas a la realidad migratoria que inundaba nuestro país porque los españoles no tenían entre sus apetencias profesionales formar parte del ejército. Miles de jóvenes latinoamericanos se encargaron de la defensa de la Patria y dieron su vida en misiones internacionales conflictivas. Nuestro ejército perdía, por aquellos años, una media de unos mil soldados anuales, por lo que los cuarteles se abrieron a los inmigrantes.

Cuando oigamos que los inmigrantes se aprovechan de nuestro sistema, recordemos, no que un día no muy lejano compatriotas nuestros tuvieron que dejar sus hogares para buscar trabajo. No. Acuérdense de la recolección de la fresa y de John Felipe Romero Meneses, soldado español de origen colombiano muerto en Afganistán en un atentado talibán.
Salud.