SALUD

No es la primera  vez que recurro a la idea que el filósofo José A. Marina expuso en su obra “La lucha por la dignidad”, que dice textualmente: “gran parte de las creencias laicas que tenemos- la solidaridad, las ideas de Justicia, la necesidad de la compasión, la rehabilitación de los presos, la libertad de conciencia, la noción de persona-han tenido un origen religioso. Somos culturalmente religiosos aunque seamos laicos y agnósticos”.

Llegados a esta página del calendario se acentúan artículos de opinión, reportajes, columnas, cartas al director....sobre el origen de la celebración de la Navidad. Está más que probado que las fechas asignadas no se corresponden con los momentos históricos. Está más que debatido que las distintas celebraciones pierden, fuera de su contexto religioso, sus raíces. Hasta tal punto lo pierden que en nada se parece lo que celebramos con lo que en un principio significó, y aún significan para muchos.

La Navidad es, sobre todo para el sector educativo,  un periodo vacacional, y como tal se vive.
Fíjense en qué ha quedado convertido, por ejemplo, la onomástica del 28 de diciembre, el día de los santos inocentes. Lo que es la conmemoración cristiana de la matanza de los niños nacidos en Belén ordenada por el rey Herodes, ha quedado transformada en un día para gastar bromas y hacer quedar como “un inocente” a los que las sufren. Incluso en las televisiones se organizan “galas del Inocente” para recaudar fondos destinados a asociaciones de ayuda a personas con discapacidad intelectual.

Se habla del “espíritu navideño”. En estos días se acentúa la solidaridad. Intentamos ayudar a los más desfavorecidos. Donamos comidas, juguetes,... Cuando la solidaridad debería mantener ese alto grado durante todo el año, es ahora, en estos días, cuando se vuelve la vista hacía los que menos tienen y tratamos de hacerles  más llevadero el calendario.

Son fechas de reencuentros. A lo largo del año se dan fines de semanas largos y estupendos días de “puentes” para el reencuentro familiar. De hecho, muchas personas aprovecharán las ocasiones que puedan esos momentos. Pero no es hasta la llegada de las Fiestas Navideñas cuando el reagrupamiento familiar es más valorado.

El valor del reencuentro de estos días provoca que para muchos sean unas celebraciones llenas de melancolía y tristeza por los amigos y familiares que se quedaron en el camino. Aunque el familiar y el amigo ausente siempre se rememora, en esta última página del almanaque el recuerdo es más persistente y doloroso.

Comienza el invierno. Con el solsticio de invierno llega también el sorteo extraordinario de la Lotería de Navidad. Éste pone la nota de ilusión y la enmarca dentro del “espiritu navideño”. Casi todos jugamos un décimo o alguna participación que adquirimos a alguna asociación. Unimos, de este modo, solidaridad e ilusión,  en torno a un número de cinco cifras y que nos llevará a “pedir salud” nada más acabar el sorteo.

A todo estos momentos, este 2017 se despedirá con unas elecciones autonómicas, las de Cataluña.
Cuando este artículo vea la luz, se estará analizando los resultados de la misma.
En esta ocasión, más que nunca.

Salud.