Antonio Franco
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LAS FRONTERAS DEL DOLOR
El dolor y la repulsa tienen fronteras.
En Egipto,un acto terrorista se cobró la vida de más de trescientas personas, entre ellas veintisiete niños, y más de cien sufrieron heridas de consideración. En ninguna ciudad del mundo occidental se ha guardado un minuto de silencio por este motivo. Por lo menos, yo no me he enterado. Es más, semejante noticia no ha sido portada de telediarios ni prensa escrita.
Al no tratarse de un país europeo, ningún Gobierno ha encomendado a sus distintas administraciones (por ejemplo, ayuntamientos) a dedicar un sólo minuto de silencio por las víctimas. Se trataba, como en Londres, Niza, París... de un atentado terrorista.
Muchos dirán que si tuviésemos que guardar un minuto de silencio en señal de repulsa cada vez que en cualquier parte del planeta se cometa un atentado, estaríamos callados muchas horas.
El día contra la violencia de género en la mayor parte de las ciudades y pueblos de este país nuestro, hubo expresiones en contra de esta lacra. En todos los lugares hemos recordado que han sido cuarenta y cinco las mujeres asesinadas a manos de sus parejas en lo que va de año. Pero ese número corresponde sólo a las víctimas en España. Desgraciadamente, el número de mujeres asesinadas en todo el mundo ha sido mayor. Cada país recuerda a las suyas. Pero todas, sin excepción, merecen ser recordadas.
Cada día siguen llegando a nuestras costas embarcaciones clandestinas llenas de inmigrantes. Cada día aparecen en las noticias datos sobre el número de inmigrantes que han perecido ahogados en las aguas del Mediterráneo. Nos conmovió la imagen del pequeño niño sirio de tres años que fue encontrado a orillas de una playa en Turquía. La imagen dio la vuelta al mundo hace dos años y generó una tremenda indignación en la ciudadanía ante la falta de actuación de las autoridades europeas.
Hace un año y pico un socorrista alemán sacó del agua a un bebé, que no llegaba al año de edad, cuyo cuerpo yacía flotando ahogado en el agua. Otra vez la indignación general. Las muertes siguen llegando a nuestros oídos. Noticias repetidas cada día. La indignación se va apagando hasta que, otra vez, alguien enfoque con su cámara una imagen que nos conmueva y nos vuelva a indignar sobremanera.
El hambre también tiene nacionalidades y, por lo tanto, fronteras. Así lo creen y lo afirman los militantes de los partidos de extrema derecha, Frente Nacional en Francia y Amanecer Dorado en Grecia. También en nuestro país, un grupo de personas de ideología neonazi, ha creado lo que han bautizado como “Hogar Social Madrid Ramiro de Ledesma”, en la que ofrecen comida a personas necesitadas. Pero los beneficiarios son sólo españoles. No se que pensará Dios sobre la “patriótica” conducta de estos personajes.
No hay que irse a la Capital del Reino para descubrir este tipo de pensamientos. Hace unos meses, una persona a la que admiraba y respetaba, se pronunciaba y defendía las mismas ideas de esos neofascistas. Parece ser que son contagiosos esos pareceres.
Salud.












Jack Sparrow | Viernes, 08 de Diciembre de 2017 a las 18:29:57 horas
No sabia que relatar la historia de esta país era rozar un delito de odio hacia militares u otro estamento. Entonces si hubiera relatado que el antepasado de Juan Carlos, Fernado VII vendió a los españoles ofreciendose como poco menos que cambiaorinales a Napoleón, con la correspondiente burla de este hacia aquel todo hay que decirlo, y que se cargó la Consitución de 1812 reinstaurando el totalitarismo y persiguiendo y matando a los padres de aquella constitución sería delito de odio hacia la monarquia, y si relatase de como la Iglesia denunciaba a ciudadanos que acabaron fusilados, que se apropió de sus propiedades, que sacaba bajo palio a un dictador genocida con el que acordo un tratado que hoy en dia le reporta exicnciones fiscales y una subvención de 11.000 millones de eiuros anuales, sería un delito de odio a la Iglesia. Nos podemos hacer una idea de los problemas de menos que habria reinstaurando la mili obligatoria elimina, y con sueldos de miseria como antes. No acabariamos con el paro, ni hambre infantil, ni la precariedad laboral, pero algunos vivirian mejor explotando a los soldados obligados, pagandoles una miseria para utilizarlos para sus batallitas, carne de cañón.
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