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Sábado, 29 de Enero de 2011

Balsa Cirrito

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AGENDA OCULTA


  
 

Recientemente, un conocido mío se quejaba de que hubieran suspendido no sé qué oposiciones a las que tenía previsto presentarse. Acto seguido, mi amigo se dedicó a largar de Zapatero. Lo dejé desahogarse. Sin embargo, a continuación pronunció una frase: “a ver si entra Rajoy de una vez”. Ahí me vi obligado a contradecirle, indicándole con la amabilidad que me caracteriza, que con Rajoy su causa tendría todavía peor aspecto.

A menudo encontramos a gente clamando porque el Partido Popular resuelva asuntos que éste ya ha anunciado que no se halla precisamente dispuesto a resolver. Para que nadie se engañe ahí van algunas propuestas de lo que haría la oposición si llegase el gobierno. O, al menos, que trataría de llevar a cabo. Aviso: todo lo que señalo a continuación está sacado de declaraciones de gente relevante de la derecha, de los grupos de opinión que la sustentan, o de acciones en las comunidades donde gobiernan. No es previsible, desde luego, que todo lo que cuento vayan a realizarlo, pero, ciertamente, por ahí van las pedradas.

Eliminación del salario mínimo. Puede que les parezca raro, pero las Nuevas Generaciones del Partido Popular llevan varios congresos pidiendo está medida. Así que tanto como eliminarlo, quizás no, pero pueden estar seguros que no elevarán su cuantía un céntimo de euro. La razón para ello es la de muchas otras propuestas del sector ultraliberal: es lo que hacen los americanos.

Acogotamiento de los sindicatos. También solicitada por Nuevas Generaciones. Estaremos de acuerdo en que los sindicatos tienen muchos, muchísimos defectos. Pero si queremos saber para qué sirven sólo tenemos que lograr que desaparezcan. Todos los trabajadores por cuenta ajena nos íbamos a enterar del frío que hace en invierno.

Eliminación progresiva de las becas. El concepto es el siguiente: los estudiantes pedirán créditos para estudiar en la universidad, créditos que pagarán una vez terminada la carrera. La idea también procede de los Estados Unidos, e irá acompañada, previsiblemente, de una subida notable de las tasas universitarias, con lo que los empréstitos que se soliciten deberán ser mucho más altos. Un detalle, la mujer de Obama, que estudió con este procedimiento, no terminó de pagar su préstamo sino hace ocho o diez años (ella tiene cuarenta y seis).

Los ricos no pagan más impuestos. Otro concepto importado de EEUU. ¿Qué significa? Pues sencillamente que todo el mundo pague las tasas con el mismo porcentaje, tanto el que gane un millón de euros como el que gane mil. Según se nos dice, el diez por ciento de un millón siempre será más que el diez por ciento de mil. El hecho de que en buena medida la actual crisis mundial proceda de esta propuesta, no parece que arredre a ningún neocon. No creo que se atrevan a llevarla a cabo en su totalidad, pero sí que se acercarán todo lo que puedan.

Adiós a la sanidad pública. Sólo hay que ver lo que ocurre en Madrid. Según estudios independientes, las tres comunidades con peor sanidad pública de España son Madrid, Valencia y Murcia. O sea, las joyas del PP. A esto hay que añadir que la sanidad se ejercerá con criterios religiosos. Recordemos el caso del doctor Montes en Madrid.

Adiós a la educación pública. Nada más un dato. En la comunidad de Madrid el presupuesto para la enseñanza pública ha descendido un 0,7 por ciento. El presupuesto para la concertada se ha elevado en un 5 por ciento.

Adiós a las ayudas sociales. Esto llevan tanto tiempo anunciándolo que no merece la pena glosarlo.

¿Ley del aborto? Presumiblemente cambiarán la actual, y volveremos a algo parecido a la antigua. Lo curioso (y Rouco Varela debía decir un par de palabritas al respecto) es que con la presente y tan demonizada ley ha bajado notablemente el número de abortos. Y no es por el descenso de emigrantes, como algunos afirman; antes de promulgarse ya se sabía que ocurriría así, por el precedente de los países donde se habían dictado normas semejantes. (Inciso personal: no soy proabortista).


Congelación de los sueldos de los funcionarios. Quiero decir, más congelación todavía. A los tiempos de Aznar me remito.

Enfriamiento de las pensiones de jubilación. Aparte de que algunos dirigentes peperos lo han dejado entrever, en tiempos de Aznar ya ocurría que estas pensiones subían muy poco anualmente, siempre por debajo del aumento del coste de la vida. En la situación actual y con el envalentonamiento ultra que padecemos, resulta previsible que la paga de las jubilaciones sea como las fotografías: no se moverá.

Fin de cualquier subvención. Especialmente las dedicadas a cultura y a asociaciones, exceptuando – por supuesto – a las que tengan vinculación católica. Para ser honestos, está propuesta me parece más de boquilla que de otra cosa.

¿Obras públicas? ¿Infraestructuras? ¿Para qué? Casi da vergüenza decirlo, pero en los últimos años he oído en multitud ocasiones a gente de la derecha quejarse de que ¡los aeropuertos españoles son mejores que los americanos! O bien protestan porque tenemos carreteras demasiado buenas. Puestos a alucinar, mejor que la absenta.

Intervención masiva de los medios de comunicación. Al estilo de Hugo Chaves o Berlusconi. Cualquier duda se puede solventar recordando los tiempos de Aznar. Pero ahora peor.

Menos  policía. Es decir, quien quiera seguridad que se la pague. Vuelvo a remitirme a los tiempos de Aznar (entonces acabamos con un déficit de agentes policiales difícil de comprender).

¿Armas de fuego?  Esto parece una coña, pero no. Durante los últimos años, y en su afán de parecerse a los republicanos americanos, vienen apareciendo, cada vez con más frecuencia artículos o voces que se elevan afirmando que la libertad para poseer armas de fuego sería una buena medida. En principio sólo aparecían en periódicos como Libertad Digital o sitios similares, pero últimamente la he escuchado en lugares en principio menos frikis, como Onda Cero. De momento, sin embargo, no creo que se atrevan (espero).

Podría seguir un rato más, pero parece bastante (tal vez demasiado). Por supuesto, casi todas estas medidas son legítimas, y somos muy libres de apoyarlas si estamos de acuerdo con ellas. Cada cual sabe lo que le interesa. Lo que no sería bueno  es que compráramos manzanas, creyendo que son manzanas, y al abrir la bolsa nos encontráramos con un paquete de chirimoyas. Puede que no nos gusten las chirimoyas.


P.D. Por supuesto, la mayoría de estas propuestas serían perdonadas, y por mí el primero, si lograran acabar con el paro. Pero no parece esa una tarea fácil.

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