Balsa Cirrito
MI IDEOLOGÍA SE ENCUENTRA EN UNA PASTELERÍA
A menudo oye hablar uno de la democracia como si fuera el tocino de cielo (lo reconozco, mi postre favorito). Que tilden a alguien de antidemocrático es casi como que lo acusen de vender manteca de chicharrones en algún lugar controlado por el Estado Islámico. Sin embargo, vamos a decirlo sin ambages, la democracia es una mierda (si así suena muy fuerte pueden decir merde, merda, shit...) de sistema que, por lo general, prima a los más imbéciles y a los que más gritan. Y no crean que estoy hablando de España, o, al menos, solo de España. Observen el mundo y contemplen como las opciones más descerebradas son a menudo las que eligen los pueblos, y de ello tenemos numerosos y llamativos ejemplos durante los últimos años. Por supuesto, la única ventaja que tienen las democracias es que las dictaduras son todavía peores (deberíamos añadir mucho peores), además de que aquellos que atacan las democracias y apoyan las dictaduras suelen ser unos impresentables.
Pero, curiosamente, observo como muchas personas, con una ingenuidad que me desarma, presentan como argumento (y, entiéndanme, no hablo en exclusiva, ni siquiera principalmente, de política) presentan como argumento, digo, para defender algo que ese algo "es lo que quiere la mayoría". ¡Por favor...! Si la mayoría quiere una cosa tiene muchas probabilidades de que se trate de una estupidez. En realidad, presentar el número como prueba es tan poco lógico como si en unas elecciones, en vez de sumar el número de votos sumáramos el peso de los votantes, y las ganara aquella opción que alcanzara una mayor cantidad de kilos (en vez de urnas habría balanzas).
En fin, no me gusta la democracia, no me gustan las dictaduras, sí me gusta el tocino de cielo... (Aunque supongo que tocino de cielo no es una respuesta válida si me preguntan por qué opción de gobierno prefiero). Por supuesto, para el que el mundo funcione tenemos que mantener ciertos principios, y asegurar que defendemos ciertos valores. Tenemos que fingir que son ciertas multitud de cosas que son, como poco, dudosas. Fíjense, por ejemplo, en eso que se llama libertad. Casi todo el mundo asegura defender la libertad, pero observen que los grupos que más presumen de defenderla suelen ser los que más disfrutan reprimiéndola, ya que suelen entender la libertad exclusivamente como su libertad. Eso sí, las democracias tienen una ventaja, yo diría que la principal, que en ellas se respetan las leyes, al menos más que en los regímenes totalitarios. Y cuando no nos gustan las leyes, siempre tenemos la opción de cambiarlas.
Pero, ya digo, no me gusta la democracia, no me gustan las dictaduras.
Definitivamente, soy partidario de los tocinos de cielo. O de la tarta de Santiago. O de los piononos. Incluso de la crema catalana (que en realidad se trata de un timo, puesto que no es sino una copia de la créme brûlée francesa a la que le han cambiado el nombre).












Darth Vader | Sábado, 21 de Octubre de 2017 a las 00:41:40 horas
Belinda, ni vivia en Jauja, (sufria la dictadura criminal de Batista y era un paraiso de la mafia) ni tenia una renta per capita mayor que la de España, (sino que era el pueblo más pobre de su entorno) ni más medicos que Alemania (Los cubanos se morian de hambre y por falta de asistencia medica al no contar ni con personal ni instalaciones sanitarios), ni tenia siquiera nivel de alfabetización (El 44% de la población no pudo siquiera asistir a la escuela). El 85% de la población no disponia de agua corriente, el 14% de los obreros agricola sufria tuberculosis y el 13% el tifus. la capital con el 22% de la población contaba con el 65% de los medicos y el 62% de las camas hospitalarias. El obrero agricola no disponia ni de 25 centavosdiarios para comer, vestir y calzar. A todo esto habría que añadir el bloqueo sufrido por el pueblo cubano por los mismos que antes tenian a su patria como su lupanar particular.
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