Calle Charco, con Antonio Franco
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UNOS PASITOS “PA” DETRÁS
Los efectos de la crisis económica empiezan ya a sentirlos, no sólo los que han perdido su empleo a consecuencia de ésta, sino hasta los que trabajan.
No se trata solamente de los empleados públicos que han visto mermada sus nóminas, también los trabajadores por cuenta ajena de empresas privadas empiezan a sentir los recortes de sus derechos. Esto se da, con mayor frecuencia, en los trabajadores de la construcción.
Los trabajadores se sienten amenazados, en muchas ocasiones, si “levantan la voz” reclamando sus derechos. La empresa “les explica” que por cada uno trabajando hay veinte llamando a la puerta para poder trabajar. Esto es una realidad que se oye en la calle, no es un invento, en las tertulias improvisadas, en los corros amistosos,… ¿Quién no conoce alguna empresa de la construcción que no se haya saltado a la torera el convenio colectivo?
Se han dado casos de hacer oídos sordos a la hora de aplicar la jornada intensiva en verano. Imagínense trabajar a mas de 40º a las cinco de la tarde en pleno mes de julio. Si estas situaciones no son un retroceso en los derechos logrados (que no regalados. Aquí nadie nos regala nada) por los trabajadores que “venga Dios y lo vea”.
Ya nos hemos dado cuenta que todas las medidas para salir de la crisis recaen sobre los hombros de los trabajadores. Y eso que no tenemos culpa, ni hemos provocado esta crisis económica. Todos tenemos que hacer los sacrificios necesarios para que LA BANCA, que ha provocado la crisis salga adelante. Dentro del término BANCA se incluye todo el engranaje del MERCADO, que tiene nombre y apellidos como todos sabemos.
Volviendo a retomar el lamentable asunto de la falta de respeto hacia los trabajadores, desde los Ayuntamientos se puede adoptar medidas para que se cumplan los convenios colectivos. Se cumplan y se apliquen, claro. Una idea sería la exigencia, dentro del pliego de condiciones a la hora de sacar a licitación cualquier construcción que conlleve una inversión pública. Una exigencia, equiparable y puntuable como el valor del propio presupuesto y el porcentaje de personal local contratado.
Todas las medidas recaen en los trabajadores. También en este sentido la Política tiene mucho que decir y mucho donde actuar. Hay que devolver la ética a la Política que parece que en muchos casos la ha perdido.
Resulta escandaloso que expresidentes del Gobierno (Felipe González y José M. Aznar) perciban una indemnización de por vida de 80.000 euros anuales y puedan, a la vez, ser Consejeros de cualquier empresa multinacional percibiendo más de 200.000 euros anuales. Resulta escandaloso en un país que supera los cuatro millones de parados. Resulta escandaloso y ultrajante que, encima, el Sr. Aznar quiera dar lecciones de austeridad económica desde su posición de privilegio.
Esto no va bien. Perdemos derechos ganados a base de palos y cárceles. Y, ¡ojo!, la tendencia es clara, quieren convertir DERECHOS en NEGOCIO. La palabra es PRIVATIZAR. Ya están en ello desde hace tiempo. Desde los sectores más conservadores, más de derechas, se critica la Sanidad Pública, la Escuela Pública, los resultados de la aplicación de la Ley de Dependencia Pública. Dichas críticas minan el valor de lo público. Quitan valor a lo público para que, al final, el ciudadano se convierta en un cliente de la Sanidad Privada, La Escuela Privada,…
Ya los Ayuntamientos donde gobierna la derecha que tienen problemas de financiación (como todos, habría que añadir), se les aconseja que privaticen los servicios públicos para sanear sus cuentas.
Vende mucho siempre, pero más en los tiempos que corren, la bajada de impuestos. En esto la derecha se la pinta sola. En índice impositivo en nuestro país puede ser del 35%, en Noruega (quizás el primer país del mundo en bien estar social) es del 45%, y en Uganda es de un escaso 14%. La pregunta es, ¿a qué país nos queremos parecer? La respuesta parece obvia. Es preferible pagar más y disponer de una cobertura pública en todos los aspectos (sanidad, educación pensiones,…) mejorable. Claro que el momento no es el adecuado para hablar de subir los impuestos. En todo caso, subirlos a aquellos ENTES que más ganan y que han provocado que muchos que conocemos lo estén pasando realmente mal. Políticos como Aznar y Felipe González podían dar ejemplo y ser un poco más patriotas en este sentido.
Hay que empezar, aprovechando la crisis provocada por “los ricos” pero que pagamos los que no somos ricos, por centrarnos en la idea de a dónde vamos y cómo vamos. No se confundan. No se trata de a dónde nos quieren llevar y cómo nos quieren llevar. No perdamos el rumbo. Que no nos hagan sentirnos desilusionados de la Política. Esto no se arregla con no ir a votar. Ahora más que nunca hay que sentirse participe. Las lamentaciones, después, no solucionan nada.
Salud.
ANTONIO FRANCO GARCÍA












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