DE HÉROE A VILLANO

En 1968 Joan Manuel Serrat fue propuesto para ser el cantante que representara a España en el Festival de la canción de Eurovisión. A lo que se ve, participar en dicho festival fue más fácil que entrar a formar parte del Mercado Común Europeo. No se tenía en cuenta el régimen totalitario que sufríamos los españoles  para abrir las puertas de Europa  aunque fuera sólo para  cantar.

Serrat se negó a cantar en español. Accedería a representar a España en Eurovisión si  cantaba el tema elegido (ya saben: el “la, la, la”) en catalán. Aquella decisión lo convirtió en un símbolo contra el franquismo desde su faceta de cantautor. Se ganó así la animadversión del aparato del régimen y, por contra, la admiración de toda la oposición política al Gobierno de la dictadura franquista.

Esa calificación ha perdurado a lo largo de los años de la democracia. Para la derecha ideológica, Serrat siempre ha sido un “rojo” más. Para la izquierda, las tonalidades cromáticas-ideológicas referentes a él son más variadas. Sobre todo porque el cantante catalán siempre se ha confesado ser socialista y ha  apoyado las campañas del PSOE en más de una ocasión.

La trayectoria política de Joan M. Serrat ha estado siempre salpicada de enfrentamientos a los regímenes dictatoriales tanto en España como en los países de América del Sur. Durante la dictadura de Pinochet, tuvo negada la entrada en Chile, por ejemplo. El Gobierno de Franco emitió una orden de captura contra él por oponerse públicamente a la condena a muerte de militantes de ETA en 1975 y estuvo exiliado en México, país desde donde condenó los hechos.

Opino que Serrat no tiene que demostrar a estas alturas de su vida su compromiso social, político y humano.
En estas últimas semanas, Serrat se ha posicionado sobre el referéndum de Cataluña. Su respuesta no ha gustado nada a los independentistas catalanes. En sus declaraciones (también desde México, casualidades de la vida), el cantautor opina “que  no hay un conflicto de identidad que aconseje llevar a cabo el referéndum y que a los mandatarios de Cataluña y de España les conviene mantener vivo el conflicto porque tienen mucho que mantener calladito y así la discusión diaria se alimenta alrededor de este tema, y mientras tanto, las demás  cuestiones van circulando como aguas subterráneas”.

Está claro que esta, su opinión, le ha acarreado un cambio de tendencia en las corrientes de simpatía-aversión hacia su persona. La derecha ideológica aplaude sus palabras (además de escuchar sus temas) y para parte de la izquierda ha pasado de héroe a villano.

Estos cambios tan radicalmente opuestos sobre los demás se da en todas las manifestaciones de la sociedad, no sólo en el pensamiento político. ¿No pasa un futbolista de héroe a villano por fallar un penalti? ¿No se pierde una amistad por diferir en una idea? ¿No se critica abiertamente a un compañero por asistir a un acto considerado “inadecuado” para el crítico? Pues eso.
Salud.