Han pasado casi tres semanas desde que entrara en vigor la nueva Ley Antitabaco y lo cierto es que hay muchos fumadores que con la excusa de no poder fumar en la mayoría de sitios cerrados junto al propósito de enmienda típico con cada entrada de año, han intentado dejar de lado la nicotina. 

Tanto es así, que la venta del conocido cigarro electrónico - un pitillo que aporta nicotina al usuario y que sólo exhala vapor de agua - se ha disparado y pasó en las primeras semanas de enero a ser un producto estrella en las farmacias roteñas. Así nos lo han confirmado desde varios establecimientos en Rota en los que incluso este producto se vio agotado durante varios días. Fue una especie de boom, que aunque poco a poco ha ido calmándose, se convirtió a priori en una solución para aquellos fumadores que se negaban a dejar su cigarro mientras tomaban café o una copa en el bar de turno. 

Aún así, y tras este primer asalto a los productos que ayudan a la deshabituación tabáquica, lo cierto es que "a la gente le cuesta trabajo gastarse dinero en productos que te ayudan a dejar de fumar ya que a la mayoría les parecen caros" nos comentan trabajadores de varias farmacias de Rota. Sin embargo, apunta una farmacéutica roteña, "están dispuestos a pagar cuatro euros por una cajetilla de cigarros cada día". Por eso, si realmente se quiere dejar de fumar, lo mejor sería echar cuentas y ver cuánto gastamos en tabaco y cuánto nos supondría hacernos con un tratamiento que nos ayude a dejarlo.

Desde luego, hay una amplia variedad de productos en el mercado que están dirigidos a este fin, desde chicles, pastillas o parches aunque en éstos no se ha notado un incremento excesivo con respecto al que sí han visto las farmacias con el cigarrillo electrónico.
Los sistemas más frecuentes para dejar de fumar son los parches transdérmicos, los chicles y las pastillas. Una caja de 90 chicles puede costarnos unos 25 euros y debemos tomarnos uno cada vez que nos apetezca un cigarro, el gasto dependerá entonces del hábito del fumador. Otra fórmula es la de hacerse con una caja de zyntabac, comprimidos que se van tomando de forma progresiva a medida que se va dejando el hábito de fumar. Los podemos encontrar por unos 86 euros y nos daría para unos 20 días de tratamiento. En ambos casos, el objetivo es la deshabituación tabáquica pero nada de esto es comparable a mantener un pitillo entre las manos, por eso, la mayor demanda la han tenido los citados cigarrillos electrónicos que cuestan en torno a unos 16 euros. Hay que tener en cuenta que éste no es un producto que ayude a dejar de fumar sino a mantener el gesto de llevarnos un cigarro a la boca ya que en principio, está permitido su uso en lugares cerrados.

Según las farmacias roteñas, no hay un perfil definido del cliente que busca este tipo de productos pero es significativo que sean las mujeres las que se acerquen a comprarlo, en la mayoría de los casos, "para el hombre".

En el caso del cigarro electrónico y teniendo en cuenta el incremento de venta que ha experimentado, los neumólogos han querido advertir "que la supuesta eficacia de estos cigarrillos está muy lejos de ser demostrada y no rompen con el hábito de llevarse algo a la boca". Además, señalan, "la inocuidad de estos cigarrillos también suscita muchas dudas y por ello aplaudimos la decisión de la Consejería de Salud de estudiar a fondo su composición". 

Así que si su intención es dejar de fumar, lo mejor es hacer un esfuerzo. Su salud se lo agradecerá.