Antonio Franco
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CATALUÑA
La denominada “cuestión catalana” no es algo nuevo. Habría que adentrarse en la Historia para darse cuenta que el asunto viene de lejos. Ortega y Gasset, diputado en las Cortes de la República española en 1932 decía que “el problema catalán es un problema que no se puede resolver, sólo se puede conllevar”.
El Gobierno catalán, como todos sabemos, ha convocado un referéndum para el próximo uno de octubre para que la ciudadanía catalana decida si quiere convertirse o no en una república independiente. El cómo y el porqué se ha llegado a este extremo ha sido examinado por muchos analistas políticos en los diferentes medios de comunicación. Muchos apuntan a la actuación del partido que sustenta al Gobierno de la Nación,el PP, que con sus erráticas políticas ha hecho incrementar el número de independentistas. Un diálogo a tiempo es mejor que una imposición que sólo conduce al victimismo de los que se sienten sólo catalanes. Basta recordar las campañas encubiertas en contra de consumir productos catalanes promovidas por cierto sector de la derecha española. Con campañas como esas, ¿se están diciendo que los productos catalanes no son considerados españoles? Se consigue, en cierto modo, el efecto contrario. “Los españoles no nos quieren porque boicotean nuestros productos”, pensará la ciudadanía catalana. Y el efecto es que catalanes que no se consideraban independentistas hayan pasado a engrosar la lista de estos.
Parecía que “la cuestión catalana” había quedado finalmente resuelta, sobre todo con la entrada de España en la Unión Europea. En una Europa que tiende a la unidad, el fenómeno independentista es algo inusual. Pero en las últimas legislaturas ha vuelto a resurgir con gran fuerza y, aunque es verdad que los partidos independentistas catalanes no representan a la mayoría de la ciudadanía catalana, aunque ostenten en Gobierno de la Generalitat, no se puede obviar que el número de votantes que los apoya ha crecido de forma considerable.
El referéndum del uno de octubre no se va a celebrar. Y si se llevara a cabo, no contaría con las mínimas garantías democráticas. Ya saben: el censo electoral, el recuento, la falta de interventores en las mesas electorales... La cuestión es conocer si el día después el número de ciudadanos catalanes independentistas se haya incrementado.
El uso de la fuerza no va a detener, ni borrar “la cuestión catalana”. Pensar que será así es un error. Nuestra Constitución contempla que una comunidad autónoma por sí sola no puede convocar un referéndum de independencia. Me pregunto por qué no se le pregunta a todos los españoles si desean que Cataluña sea independiente. El resultado será que NO, lógicamente. Pero, ¿no habrá miedo al resultado que pueda producirse en ese supuesto referéndum en la ciudadanía catalana? Se afirma que el número de ciudadanos catalanes que quiere la independencia es inferior al que prefiere permanecer en el Reino de España. Un referéndum a nivel estatal nos sacaría de esa duda, respecto a lo que opina la mayoría de la ciudadanía catalana.
Mientras tanto, como decía Ortega y Gasset, habrá que seguir conllevándolo.
Salud.












Genaro | Viernes, 22 de Septiembre de 2017 a las 22:50:56 horas
La corriente republicana triunfaron en 41 de las 50 capitales de provincias, en Madrid triplicando a los monarquicos y en Barcelona cuatriplicandolos. En capitales de provincia el resultado fué de 953 de los republicanos, frente a 602 de los monarquicos. Los datos que ud facilita no son los unicos, hay otras versiones mucho más creibles y cercanas a la realidad, como las que señalan unos resultados de 39.568 defensores de la republica, frente a 19.035 proclives a Alfonso XIII y 15.198 integrados por otros grupos que no se podrian incluir en niguno de los dos anteriores grupos. ¿A que tiempos de oscuridad se refiere? ¿A los de la dictadura que dejaron cientos de miles de muertos represaliados por el terrorismo de estado? O lo mismo piensa que esos 40 años de dictadura, con las libertades secuestradas, las represión y el asesinato de más de 150.000 ciudadanos y el aislamiento internacional, fué un regimen lleno de luces y de progreso. Porque hay gente para todo.
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