Antonio Franco
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ARTÍCULO LIMPIO
¿Se imaginan que nadie ensuciara las calles, que nadie tirara colillas, ni papeles, ni chicles, al suelo? ¿Se imaginan que todos los dueños de perros recogieran los excrementos de sus mascotas y los depositaran en una papelera o en un contenedor y que limpiasen las micciones de sus perros con algún producto desinfectante?
La labor de los trabajadores del servicio de limpieza consistiría en barrer las hojas caídas de los árboles y cambiar las bolsas de basura de las papeleras diariamente.
Sobraría personal de limpieza, pero se podría dedicar al cuidado de los jardines, al pintado de las aceras y paso de peatones, al arreglo del deterioro del mobiliario urbano... Nuestra ciudad sería modélica. Porque en todas las ciudades la gente tira colillas, papeles, chicles al suelo; algunos no recogen las caquitas de sus perros y muy pocos limpian las zonas marcadas por el pipi de los mismos.
Por el contrario, ¿se imaginan cuál sería el aspecto de las playas si se dejara de limpiar sólo dos días? Mostraría un paisaje bastante desolador. Posiblemente, muchos de los que criticarían tal estado son los que habrían contribuido a ello por su falta de civismo. Si todo el mundo actuase de forma cívica sin arrojar papeles, colillas, latas... en la lámina de arena de nuestras playas, estas presentarían el mismo aspecto pulcro que durante el invierno.
¿Se imaginan un mar limpio de bolsas de plásticos y otras inmundicias depositadas por la mano del hombre? Lo único que enturbiaría la transparencia de sus aguas serían las algas desprendidas que buscan una orilla donde llegar.
No se trata de ninguna utopía. Existen países donde sus ciudadanos tienen conciencia medioambiental, no sólo hacia el entorno natural sino también al espacio urbano que habitan. La clave de este comportamiento se llama civismo, fruto de la educación proporcionada. En nuestros colegios, también se educa a los niños en estos valores. El problema reside en que la educación se deja en manos sólo del profesorado y ello no se corresponde con lo que “viven” en sus hogares. De nada sirve inculcar a los niños que no deben arrojar papeles al suelo durante el recreo, por ejemplo, si observan que sus padres tiran la colilla del cigarrillo que acaban de fumar al suelo sin ninguna consideración. De este modo se avanza poco. Me llama también la atención encontrar bolsas de basura depositadas fuera de los contenedores soterrados aunque estos no estén llenos. Las personas que actúan de ese modo son difícilmente “reciclables”.
Muchos abogan por la aplicación de sanciones para corregir estas conductas incívicas. El castigo, en estos casos, viene algo así como un reconocimiento al fracaso educacional. Aunque es verdad que, visto lo visto, algunas personas sólo entienden de multas.
Otros prefieren las campañas de concienciación. El resultado de estas depende del receptor y su entorno. En este sentido, me sitúo en el lado de los pesimistas. A lo largo de mi vida he visto y oído múltiples campañas de sensibilización con resultados poco gratificantes e inferiores a lo deseado. Aún así, prefiero la sensibilización a la multa.
Salud.












Rebelderota | Viernes, 15 de Septiembre de 2017 a las 17:32:14 horas
Primero al cansino de que escriban gente queno les gusta, un consejo no lea los comentarios pero lee las noticias de Rota al dia. En cuanto al esperpento , este hombre no se da cuenta que el derroche de agua es peor que poner un cobro por utilizar agua que irá a las arcas municipales. Que esto beneficia al pueblo . Por cierto le parece mejor los que fundaron Podemos que los que fundaron ciudadanos porque será ?.el sectarismo de izquierda es dictatorial por eso porque viene de Venezuela o Cubay de esto sabe mucho el esperpento que es partidario.
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