Antonio Franco
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¿CAMBIO DE ÉPOCA?
Jesús Sanz, profesor de Antropología Social en la Universidad Complutense de Madrid, publicó en abril de este año un estudio titulado “Cómo pensar el cambio hoy”. En él, aborda temas relacionados con los cambios y los movimientos sociales, el vínculo entre migración y desarrollo, y las vías del cambio del que somos testigos en primera persona.
De la introducción a ese trabajo ha surgido el artículo de esta semana porque he considerado interesante su divulgación.
Parece que estamos asistiendo a una nueva época que, partiendo de la crisis financiera de 2008 , está generando una serie de cambios a niveles nacionales, europeos y en el contexto internacional.
En la Unión Europea, la crisis ha puesto de manifiesto los fallos de diseño institucional del euro hasta el punto de que su existencia ha peligrado. Pero, sobre todo, la crisis ha generado una brecha socio económica entre los países del norte y los países del sur de Europa como consecuencia de intereses contrapuestos. Esta fisura abierta muestra la incapacidad de la Unión Europea para dar una respuesta coordinada y solidaria a la crisis financiera, lo que ha supuesto una pérdida de legitimidad del proyecto comunitario europeo. Una de las consecuencias de este deterioro ha sido, como todos sabemos, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. También han aparecido partidos antieuropeistas y se ha incrementado las dudas sobre la unión monetaria entre los partidos euroescépticos.
Otro asunto, la crisis de los refugiados ha evidenciado la falta de operatividad de la Unión Europea para responder de manera eficaz a este fenómeno. Incapacidad para dar respuestas institucionales basadas en los valores de solidaridad y respeto por los derechos humanos. Se supone que estos valores eran los que se defendían cuando se creó la Unión Europea como tal.
Este “cambio de época” se puede considerar también en el ámbito mundial. Aunque el líder más mediático es Donald Trump, en Estados Unidos, también en Gran Bretaña, Rusia, China o Turquía, han aparecido líderes cuyas políticas están marcadas por mensajes de marcado carácter nacionalista. La defensa de la nación, de la identidad como comunidad y la defensa de las fronteras forma parte de la retórica de estos personajes. El éxito de estos líderes están generados por las frustraciones de gran parte de la clase media que perciben la globalización neoliberal como la principal culpable de su situación. Pero también, estos sectores de la población ven a la inmigración como un peligro en su identidad y en sus valores tradicionales.
En este contexto, los líderes cercanos a la extrema derecha han sabido canalizar los miedos y las frustraciones. Hay que plantearse si no estamos asistiendo a la emergencia del neofascismo.
Esa especie de “contrato social”, ese pacto tácito entre el capitalismo industrial y el trabajo que dio forma a los estados del bienestar se ha roto. Hasta ahora, el Estado asumía un papel de arbitraje-corrector de las desigualdades generadas por la economía de libre mercado. A partir de la crisis financiera de 2008, esta correlación se rompe. Como todos sabemos se producen recortes en el gasto social, se privatizan sectores estratégicos de la Economía y se imponen políticas de austeridad. El Estado pierde su “pequeña cuota de poder”, quedando el poder en manos de la Economía. La Economía es global y el poder de los Estados es meramente nacional. De ahí el resurgimiento de ideas nacionalistas e identitarias. El poder económico busca mano de obra más barata en los países del Sur, lo que provoca, por una parte, un aumento del paro en los países del Norte y, por otra, un proceso de igualación a la baja de los salarios. Por eso encaja, por ejemplo, en la sociedad americana los mensajes de su Presidente cuando pretende la imposición de tasas a las empresas norteamericanas que fabrican sus productos en México o en cualquier otro país del Sur. Proteccionismo económico que se llama.
En definitiva, el triunfo del pensamiento neoliberal (individualismo, libertad de mercado y Estado mínimo) ha provocado los cambios que estamos viviendo.
Salud.












Darth Vader | Miércoles, 12 de Julio de 2017 a las 19:15:18 horas
Caritas existe cierto, pero no gracias a Dios precisamente y mucho menos a sus representantes. La iglesia aporta a Caritas la mitad de lo que aporta a 13TV, el canal de televisión desde el que hace su apologia politica y es solo el 0,05% de lo que recibe anualmente del estado. El misero aporte que hace la Iglesia a Caritas solo significa el 2% del presupuesto total de Caritas, que recibe muchisimo más del estado y de ayudas privadas. Aporto la información para que esa persona que tanto defiende a la multinacional de la fé se entere de una punyetera vez y deje de predicar como si fuera el profeta Jeremias. Más que de ciencias, de cienciologia.
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