CONTACTO EXTRATERRESTRE Y LA FALTA DE CONTACTO DE LOS JAPONESES (artículo que no habla de política) 

Por motivos y obligaciones que no hacen al caso, esta semana me ha sido imposible garrapatear mi semanal artículo. Aún así, envío a la redacción de Rota al día unas páginas que escribí hace un par de meses y que (yo soy el primero en reconocerlo) no tenían quizás suficiente calidad como para ser publicadas, motivo por el que las descarté sin muchos miramientos. Sin embargo, hay una razón que me impulsa a darlas a conocer y es que los síntomas a los que me refiero, se han multiplicado por diez en las últimas semanas, razón por la que creo que el anuncio del descubrimiento de la cuestión está mucho más cercano de lo que suponía hace un par de meses. En todo caso, disculpen por mi escasa inspiración, pero quiero presumir de haber sido uno de los que anunciaron el advenimiento.

Ahí va.

Llevo escribiendo en Rota al día desde sus inicios (verdad que con algunos periodos de descanso más o menos largos). En ese tiempo me precio de haber realizado tres o cuatro predicciones acertadas. Y aunque es cierto que el acertar en las profecías depende sobre todo de ese componente nada misterioso conocido como chamba (si quieren también lo pueden llamar potra), no me resisto a adelantar un nuevo vaticinio, este basado en razonamientos que si bien no son muy profundos, también que juraría que son acertados. Ahí va la predicción: en los próximos años se va a anunciar el descubrimiento de vida extraterrestre.

¿En que me baso? Pues en cierta sutil percepción. Llevamos un tiempo en el que a poco que nos fijemos observaremos que nos están preparando para lo que sin duda sería la mayor noticia de la historia. Las informaciones van desde constantes descubrimientos de planetas habitables, a la certificación de la existencia de condiciones apropiadas para la vida aquí y allá, pasando por radioseñales difíciles de explicar en puntos lejanos del espacio. En mi opinión, la comprobación de esa vida extraplanetaria ya ha sido realizada, y tan solo aguardan quienes conocen el secreto el momento apropiado para soltarnos la bomba.

Confieso que será un alivio. Hace tiempo, hastiado de corrupciones patrias, independentistas neonazis, neonazis independentistas, crisis eternas y cifras de parados, opté por evitar las paginas de información nacional en los periódicos para no sufrir una úlcera. Me refugié sobre todo en las páginas de información internacional. Sin embargo, entre el Brexit, Trump, la agonía de la UE, los desvaríos de Maduro y las cifras de la virginidad en Japón (supongo que habrán leído la alucinante noticia: más del 40% de los japoneses entre 18 y 35 años son vírgenes), han conseguido que las posibilidades de adquirir la maldita úlcera leyendo las páginas información internacional sean también muy elevadas.

(No sé me quita de la cabeza, ¿en qué piensan los japoneses?)

Tiempo atrás leí un libro bastante entretenido (a la vez que extravagante) de un investigador alternativo llamado Scott Rogo. El señor Rogo sostenía una curiosa teoría según la cual todos los hechos sorprendentes que se producían en la Tierra obedecían a una especie de equilibrio cósmico. De alguna forma, en situaciones de crisis o en callejones históricos sin salida, la Tierra reacciona con algún hecho sorprendente o milagroso. El ejemplo más claro que presentaba nuestro hombre era el milagro de Fátima. En 1917, año de las apariciones a los pastorcillos portugueses, la I Guerra Mundial se hallaba en su apogeo y en Rusia se producía uno de los hechos fundamentales del siglo XX, la revolución de lo soviets. De alguna manera, todos los conflictos provocaron que el subconsciente colectivo del planeta se manifestara en el referido milagro (Rogo, que no era creyente, defendía la autenticidad del hecho de Fátima con razones que parecen irrebatibles).

No sé si la teoría de este investigador es cierta (estoy por decir que se trata de una gilipollez) (y por cierto que el pobre señor Scott Rogo murió asesinado, espero que no fuera por sus libros) pero las cifras de la virginidad en Japón tienen forzosamente que provocar algún tipo de reajuste cósmico. Y si no es así, es que los japoneses son precisamente la avanzadilla de los extraterrestres, o extraterrestres ellos mismos. Pongamos por ejemplo a un varón español (y probablemente ocurra lo mismo con una hembra) de dieciocho (o de treinta y cinco) años. ¿En qué piensa un varón español de dieciocho años, incluso si se trata de un varón catalán? La pregunta es estúpida, casi una pregunta retórica, porque todos sabemos en qué está pensando. Si los japoneses de dieciocho años no piensan en eso es que ni son varones ni son españoles. Lo último se da por sobreentendido: ya casi nadie es español, pero lo otro es más complicado de entender, porque varón significa... Significa eso. En fin, casi me estoy liando.

La semana pasada leí en las páginas de ciencia de El país a un astrobiólogo que afirmaba que en menos de 5 años encontraremos evidencias de vida extraterrestre. No lo duden, nos están preparando para la noticia. Solo queda preguntarnos, una vez sepamos de la existencia de esos extraterrestres, qué hará Donald Trump (que presumiblemente tratará de comunicarse con ellos vía twitter). Conociendo sus leyes de inmigración, los alienígenas lo tienen chungo para entrar en EEUU, es más, milagrito será que Donald no construya un muro (aunque sea espacial) para impedir la llegada de marcianos indocumentados. Y si pasa algo (según las teorías de Rogo) será culpa de los japoneses. Por aguantarse tanto.

Entretanto, atentos, que nos vigilan.

Están al caer.