Balsa Cirrito
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PORKY CITIZENS
Hace tres o cuatro semanas estuvimos en un pequeño pueblo de la provincia de Córdoba llamado Castro del Río. El sitio nos sonaba vagamente por algún suceso de la vida de Cervantes, pero nuestras noticias sobre la localidad eran casi nulas. De todas formas, antes de llegar, nos imaginábamos un lugarejo triste, de casas bajas y monótonas, con nativos poco sofisticados y un si no montunos; por supuesto, de bajo nivel económico y cultural.
Sin embargo, no dimos una. Castro del Río es un pueblo realmente precioso, enclavado en lo alto de una colina, con calles estrechas y empinadas, poseedor de un centro histórico coqueto y muy bien cuidado. Los ciudadanos con los que conversamos nos parecieron especialmente amables y corteses, con una forma de hablar nada plebeya y de apreciable cultura. Aparte, al menos en apariencia, Castro del Río goza de una economía relativamente floreciente, con industrias de envasado de mariscos (que llama la atención estando tan lejos del mar) y, sobre todo, de bacalao salado, campo en el que - al menos así nos dijeron - son uno de los puntales nacionales. Completemos con una apuesta notable por la agricultura ecológica y nos habremos hecho una cabal imagen de la villa. Bueno, no del todo. Hay un asunto que realmente nos sorprendió y es el motivo de estas líneas. Castro del Río es un pueblo extraordinariamente limpio. Casi diríamos, si no sonara tan mal, asquerosamente limpio.
Nosotros, que veníamos de Rota, y que hemos presumido siempre de vivir en una ciudad especialmente pulcra, nos quedamos un tanto desconcertados. Rota es limpia, pero Castro del Río... Caramba, lo de Castro parece una exageración. Preguntamos al encargado del restaurante del hotel (un precioso hotel en un antiguo convento, con techos altos como dos jirafas encaramadas y casi vacío, pese a su excelencia y baratura) y nos dijo que la limpieza en el pueblo la desarrollaba una empresa, como en todos los lados, pero también que la afinaban o terminaban los miembros de una asociación que, por lo que nos explicaron, vendría a ser el equivalente de lo que por aquí es AFANAS. "Los miembros de la asociación - nos contó el encargado - se toman muy a pecho la responsabilidad que les dan y hacen el trabajo como ya están viendo ustedes, que se puede comer en la acera". "Exagera usted un pelín", pensamos, aunque no lo dijimos; con todo tampoco se hallaba tan lejos de la realidad, y la idea de poner a los miembros del equivalente de AFANAS a trabajar en el cuidado y embellecimiento del pueblo nos pareció excelente.
Hasta aquí, suponemos, la limpieza de Castro del Río dependía de una buena gestión municipal (el ayuntamiento de la villa está regido por IU, en coalición con el PSOE, lo decimos para que se vea que no siempre le damos tralla a Izquierda Unida), con algunos aspectos dignos de imitar. Pero había algo más. Algo más, sí.
No percibimos ese algo más sino después de llevarnos un buen rato paseando por las calles. ¿Qué era lo que hacía especialmente aseadas las calzadas y aceras del pueblo, qué? Finalmente nos dimos cuenta. Prácticamente no encontramos por las calles un puñetero resto de chicle pegado al piso. Y es que algo tan simple como arrojar un chicle al suelo jode (con perdón) a un pueblo. Quitarlos luego es caro y trabajoso. Las calles de Castro del Río, pues, parecían tersas, tersas como esas viejecitas que acuden muy arregladas y muy limpias a la iglesia y a las que solo adivinamos la edad por las canas y el andar vacilante, ya que las mejillas las conservan sin arrugas.
Veamos en Rota la plaza de la Cantera. Las losetas no suelen tener suciedad escandalosa; esto es papeles, envoltorios de patatas fritas o cáscaras de pipas. Pero si miramos el suelo nos da una irremediable sensación de desaseo. Y la razón es que se amontonan cadáveres de gomas de mascar, chicles viejos, renegridos por el sol, manchones oscuros que acaban pareciendo restos de merde arqueológica. Y eso no cae del cielo, toda esa capa de chewing gum ha sido colocada por algunos porky citizens, manera fina de decir roteños cochambrosos (que, obviamente, los hay).
Tener un pueblo limpio, como vemos, depende de una buena gestión municipal de la limpieza, pero sobre todo depende de nosotros. A veces de algo tan simple como no arrojar un chicle al suelo.












Colonizador de Marte | Viernes, 07 de Julio de 2017 a las 21:17:53 horas
Si tenemos en cuenta por donde se pasa el PP los acuerdos con los que llega con Ciudadanos, nos podemos hacer una idea del paripé, otro más, de la organización criminal y sus complices. Los que supuestamente se van a beneficiar del acuerdo van a ser los autonomos, los pequeños, medianos y grandes, por tanto eso de que esos supuestos 2.000 millones, tampoco explica porque esa cifra y no otra, vayan a parar los españoles con salarios más bajos es más que dudoso, por no decir falso. A mí que me cuenta de Podemos, ni de crisis mundiales, por cierto provocada por los mismos bancos que financian a C,s. por cierto es "raciocinio", en vez de meterse con mi gramatica, cojase un diccionario. Seguiré escribiendo lo que crea conveniente, sin mirar quien se molesta. Por cierto, si el tema vá sobre la limpieza en Rota, que no en C,s que eso ya no tiene remedio, ¿por qué saca el tema de Ciudadanos? ¿Para hacer publicidad gratuita de su partido? Yo solo me limité a comentar su primer comentario. Agur Ben-Hur
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