Balsa Cirrito
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UN TONTO RECORRE EUROPA
Con relativa brevedad, porque se me hace mala sangre. Hace poco leí una frase al periodista gaditano Fernando Santiago que creo que define mejor que ninguna al país: España está tan llena de tontos que si entra uno por La Coruña tiene que salir otro por Almería, porque todos no caben a la vez. (Yo añadiría que el fenómeno no es exclusivamente nuestro, sino europeo, seguramente universal).
Pero en España podemos plantearlo así. Resulta que en varias partes de nuestra patria una serie de movimientos absolutamente racistas y completamente insolidarios parecen abducidos por el fantasma de Amy Winehouse después de una noche de marcha y son jaleados y animados por partidos que se dicen de izquierda que a su vez afirman que quieren gobernar la misma nación que están locos por hacer añicos. Mientras, manda en el país una formación que ha hecho de la corrupción un arte, el PP, con un presidente al que parece soplársela todo y cuyo principal aliado es precisamente el partido que más le critica (o sea, Podemos). A todo esto, el PSOE elige como máximo dirigente a un tipo que cuando se ha presentado a las elecciones generales ha conseguido los dos peores resultados electorales de la historia del partido. Ni siquiera Italia en sus mejores momentos de dadaísmo político ha logrado superar tantos absurdos juntos.
Dije al principio que iba a ser breve, por eso me voy a quedar con uno solo de los muchos kafkianismos patrios (dudo si quedarme con el absurdo constante de los catalanistas o con el papelón de Podemos) (Me quedo con lo de Podemos, que me coge más cerca). Podemos se lleva todo el día criticando al gobierno y al PP y diciendo que sus votantes son retrasados o poco menos. Pero cualquier con dos dedos de frente (e incluso con uno solo) se da cuenta de que la principal razón por la que el PP gobierna es la existencia de Podemos. Si no existiera el partido de Pablo Iglesias, por las quejilas iba a gobernar Rajoy. No hay ocho millones y medio de personas que apoyen la corrupción, hay ocho millones y medio de personas que prefieren un partido corrupto a Podemos, lo cual resulta bastante comprensible, porque, prácticamente en cada actuación, Podemos parece buscar que bastante más de la mitad del país se acojone ante la perspectiva de ser gobernado por las huestes del Coletas. Sobre todo cuando vemos, además, que parecen obcecados en tocar las narices con gilipolleces, a las que no veo ni la gracia ni la oportunidad ni el sentido, y que solo consiguen reforzar lo que de boquilla aseguran que combaten. Un recorrido banal de estupideces de los últimos diez o quince días patrocinadas por Podemos: la traducción de El principito al ¿andaluz?, la negativa del ayuntamiento de La Coruña en homenajear al héroe nativo de los últimos atentados de Londres, la recogida de firmas y el intento de prohibición de Carmena del manspreading (esta quizás se lleve la palma), la increíble chorrada del semáforo con faldas (corrijo lo anterior, la palma se la lleva esta), la medalla del campeón del mundo del laicismo, Kichi, a la Virgen del Rosario (rectifico, gana esta última)...
No, mentira, mentira cochina. La más gorda es la de la moción de censura, que ha sido una especie de Sálvame en su versión política: lo que vale es el espectáculo. Podemos tuvo hace unos meses la posibilidad de descabalgar al PP del gobierno, y no lo hizo por puro, simple, primitivo y castudo (de casta) interés partidista y personal. Es más, desde sus inicios Podemos ejerce con claridad el papel de lo que en otras épocas se llamaba agent provocateur, no en vano el nacimiento de Podemos se gestó en... Radio Intereconomía. ¿Y ahora vienen a echar a Rajoy? ¡Guau! Guau, porque a estas alturas Pedro Sánchez y Albert Rivera (la combinación favorita para la mayoría de los españoles) podrían llevar más de un año gobernando.
Lo que más pena me da es que la mayor parte de las veces el podemismo actúa de buena fe, con fines (al menos teóricamente) bastante nobles, sin embargo la venda ideológica se ha convertido en una especie de motor de niebla, como los que sirven para rodar películas brumosas, que impide sus partidarios contemplar la realidad ni aún en el caso de darse un tortazo contra ella. Cada día me convenzo más que las ideologías, casi cualquier ideología, cuando se tiene demasiada confianza en ellas, son malas. Las ideas políticas sustituyen casi siempre a la contemplación desapasionada y objetiva del mundo. Hace poco, y con ello termino, hemos tenido un ejemplo gigantesco de lo que digo. Me refiero a la famosa donación de Amancio Ortega. Es algo que no hay que ser muy listo ni pensar demasiado para darse cuenta que es bueno. Sin embargo, maravilla como hay personas - y no pocas - que se retuercen la cabeza buscando argumentos para rechazar la donación. A la postre los encuentran, argumentos absurdos, pero los encuentran y se los creen, y uno desiste de discutir con los rechazadores. Solo espera que los releven desde La Coruña y terminen saliendo por Almería.












Tonetti | Domingo, 25 de Junio de 2017 a las 00:22:06 horas
Anda ya tenemos la collera. hohohohohoho.
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