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Sábado, 20 de Mayo de 2017

Carlos Roque Sánchez

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"ALEA JACTA EST"

 

 

 


Hace unos años en la Facultad de Sicología de la Universidad de Granada, una profesora realizó una curiosa tesis. Trataba de la imagen que los jefes tienen de sus subordinados. Sorprendente. Y lo más sorprendente de todo, a mi entender, a la vez que esperanzador de este estudio era la idea de que la percepción, depende mucho de la propia valía del perceptor.


De la investigación se deduce que los jefes que mandan ejerciendo el poder, suelen percibir a los demás como una masa homogénea, sin individualidades y con características muy negativas. Una conclusión desalentadora y, como la misma profesora califica, orwelliana. No en vano para este tipo de jefe, un baranda, todos los empleados son iguales, aunque eso sí unos más iguales que otros.

 

Además dice que conforme menos méritos haya tenido que aportar el jefe para llegar a serlo, con más desconfianza mirará a sus subordinados. Es así porque, psicológicamente, la inseguridad en sus propias cualidades le obliga a percibir a los demás de forma negativa. Ésa es su forma de justificar que él, y no otro, es quien merece y debe ser el jefe.

 

Por otro lado, su propia falta de seguridad y capacidad profesional le hace elegir a personas que, en su opinión, son igualmente inseguras e incapaces. Así pretende evitar que en algún momento supongan una competencia peligrosa. No, no hay duda. Cuanto más incompetente se es, de más incompetentes se intenta rodear. Ese es el mecanismo de seguridad para la inseguridad.

 

Algo parecido a aquello de: “En el país de los ciegos, ...”. Sin duda no solo son conscientes de que tienen poder pero no autoridad sino, lo que es peor aún, no diferencian el uno de la otra. Lo que les llevará, además, a desarrollar toda una serie de estrategias, inconsciente e instintiva, destinada a que no se produzcan “revoluciones”. Todo para seguir manteniendo la, supuesta, desigualdad. Porque el jefe es, y debe ser, siempre el mandamás.

 

Por el contrario, aquellos jefes que mandan ejerciendo la autoridad, los que han luchado por llegar a un determinado status profesional y lo han conseguido por méritos propios, suelen dedicar sus esfuerzos a otro tipo de tareas, por ejemplo, buscar gente competente, sociable e inteligente para trabajar en equipo. La estrategia es clara.

 

Al sentirse legitimados por su propia competencia en el puesto de trabajo, intentan rodearse de gente igualmente competente, a efectos de funcionar mejor. De modo que cuanto más competente es, de más competentes se intenta rodear. Ése es el mecanismo de seguridad para su inseguridad.
No confunden autoridad y poder y, aunque pueden ejercer ambos, saben que tienen la primera, la legítima forma de mandar. La que es otorgada a una persona por los que le rodean, en virtud de sus méritos y capacidad para ejercerla. Y no necesitan de la segunda, la que se ejerce sin tener en cuenta la opinión de los demás, utilizando la coerción y manipulando deseos.


Sencillamente saben que el ejercicio de la autoridad infunde respeto, mientras que el del poder sólo temor. Que la actitud de respeto por la autoridad permanece, aunque esta no esté presente, mientras que la del temor desaparece en cuanto el poder lo hace. De lo que les digo la película ‘Gladiator’ es un buen ejemplo para diferenciar autoridad y poder:
Lo que el emperador Cómodo posee es poder. Lo consigue mediante la fuerza y el engaño, lo basa en el temor y hace abuso, no uso, de él. En cambio, el general Máximo posee autoridad. Se la otorgan primero las tropas que dirige y, más tarde, los gladiadores. Ella es la que le erige como líder indiscutible.


En la tesis, la compañera, pone también de manifiesto dos hechos singulares. El primero, inesperado. Las mujeres aún no han asumido del todo, de una manera interna e individual, que pueden ejercer el poder, que están legitimadas para ello frente a los hombres. El segundo, esperable. Las mujeres son más inteligentes a la hora de rodearse de un equipo.


Lo malo de todo esto que les cuento, es que cualquiera puede llegar a ser jefe. En lo que se refiere a incompetencia ocupacional no olvidemos el ‘Principio de Peter’ y sus corolarios.
Principio: “En una jerarquía cualquier individuo tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia”.
Corolario uno: “Con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por una persona que es incompetente para desempeñar sus obligaciones”.


Corolario dos: “El trabajo es realizado por aquellas personas que no han alcanzado todavía su nivel de incompetencia”. Se lo intitulé, la suerte está echada.      

CONTACTO : [email protected]
FUENTE: Enroque de ciencia

 

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