Antonio Franco
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COSAS DEL FÚTBOL
Ver un partido de fútbol en un estadio no es un buen lugar para ir con tus hijos. Es verdad que la mayoría de los aficionados tienen un comportamiento normal, van a disfrutar (o a sufrir) con su equipo y comentan con el de al lado esta o aquella jugada malograda. Pero, te sitúes donde te sitúes, siempre te tropiezas con un mal educado, que vocifera contra el árbitro de la contienda, contra los jugadores del equipo contrario y hasta contra los del equipo propio. Los vocablos que salen por las bocas de estos personajes no son precisamente para reproducir. Son minorías, es verdad, pero son los que destacan por sus maleducados comportamientos. Son minorías en la mayor parte del estadio en cuestión. En la parte donde se sitúan los denominados ultras, las minorías son los que disfrutan del partido sin más.
Los comportamientos en los estadios no dejan de ser un reflejo del mismo en la sociedad. Pero no sólo los aficionados ultras vocean e insultan. No es difícil tropezarse con personajes que “pierden los papeles” en algún momento del partido, por mor de una equivocación arbitral. En ese sentido, un partido de fútbol tiene mucho de terapia, por aquello del desahogo. ¡Ay si esa conducta se trasladara para denunciar las malas prácticas políticas, sociales y laborales igual que se hace en el fútbol!
Lo preocupante es que este tipo de proceder se está trasladando a las categorías inferiores del fútbol. Y, desgraciadamente, son los padres de los jugadores los que se dedican a lanzar insultos hacia las decisiones arbitrales. Cada vez son más frecuentes las noticias a este respecto. Me pregunto qué pensaran esos chicos de la conducta de sus padres. No creo que los padres que así se comportan tengan fuerza moral para reprender a sus hijos cuando se porten de manera inadecuada. Se han dado casos de llegar incluso a la violencia física con los árbitros en estas categorías. Estamos hablando de muchachos adolescente que arbitran un partido de fútbol por pura vocación y que son agredidos porque, según algún energúmeno, se ha equivocado en alguna jugada en concreto que ha perjudicado los intereses del equipo de su hijo. Lamentable.
Como lamentable resulta ver los enfrentamientos entre las distintas hinchadas.
Soy de la opinión de que el fútbol está impregnado del sentimiento de “tribu”. En él prevalece la defensa de los localismos. El equipo de la “tribu” vecina es “nuestro enemigo”. Aquí no vale los sentimientos patrióticos. Se está de parte del rival de tu equipo adversario aunque ese sea de otra región autónoma.
Otro asunto a destacar es la defensa de los grandes equipos, da igual la comunidad autónoma a la que pertenezca. Se es del Madrid o del Barcelona antes que del Cádiz, aunque seas gaditano. Las razones de estas preferencias son variadas. Cada cual tiene la suya. Habrá estudios psicosociológicos al respecto, seguro.
El fútbol, ¿podría ser considerado hoy como “el opio del Pueblo”? Algo de “adormidera” sí que tiene.
Salud.












Antoñito | Jueves, 18 de Mayo de 2017 a las 15:02:34 horas
Amigo esto es como la política, si en tu familia solo te han referido sus tendencias políticas, muy complicado lo tiene el receptor para poder ser libre de pensamiento y opinión, aun creyendo que sus opiniones son imparciales, se llama doctrina, y a ti se te ve desde lejos.
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