¡Aún existen!
Esta historia la viví en riguroso directo; no como protagonista, pero sí como testigo. Después de ver tantos hombres que no tienen respeto hacia las mujeres (y viceversa), tantas mujeres que no se respetan a sí mismas (y al contrario también). Relaciones que solamente duran lo que tarda una borrachera en desaparecer; calentones momentáneos al ritmo de una música pegadiza, encoñamientos superficiales donde lo das todo sin ser consciente de que no sabes a quién realmente se lo estás dando todo... Después de todas estas cosas, me alegra comunicaros que aún hay personas que aman, que se enamoran de verdad y que lo que dicen, lo dicen porque lo sienten desde sus entrañas, aún hay esperanza:
Clara bajó a tirar la basura. Al salir de su portal se encontró con una pareja de amigos que iban a tapear en el bar ubicado bajo su casa. La invitaron a tomar algo, pero ella dijo que no llevaba pintas para ir de tapas:"- ¿No me veis cómo voy, con este chongo en la cabeza y las mallas de andar por casa ? Me da corte entrar ahí así."
Fue tanto lo que le insistieron, que al final accedió a tomarse una cerveza con ellos, así que les pidió un minuto para llegar hasta los contenedores y tirar su bolsa. Mientras lo hacía, sus amigos entraron a coger sitio; ya sentados saludaron a un chico que estaba en la mesa de al lado que conocían desde hacía muchos años. Estuvieron conversando de algunos temas irrelevantes hasta que apareció ella y se sentó junto a sus amigos. El conocido de la mesa de al lado aprovechó que estaban charlando animadamente para unirse a ellos en la misma mesa. Cuando Clara fue al baño a lavarse las manos, el chico se dirigió a sus acompañantes y les dijo ante su sorpresa: "-¡Qué alegría me habéis dado!. Estoy totalmente pillado por ella, me tiene enamorado hasta las trancas. Un día que vine, os vi aquí juntos y así supe que es amiga vuestra; desde entonces, casi cada día he venido con la esperanza de que estuviérais los tres para poder hablar con ella aprovechando que os conozco". Entonces nuestra protagonista regresó, la conversación siguió siendo muy amena, no se tomaron una sola cerveza, porque estaban muy cómodos, Mateo, que así se llamaba nuestro "invitado", con el devenir de las palabras y la ayuda de las cervezas, fue directo al asunto: allí mismo le dijo a Clara delante de sus testigos accidentales que estaba enamorado de ella, que sabía dónde vivía y por eso frecuentaba ese bar; que cuando la veía llegar en su coche, se salía a la puerta para encender un cigarro y aprovechar para verla y para que lo viera...
Ella, entre el asombro y la vergüenza, no sabía para dónde mirar. A veces resoplaba, poniéndose una mano en la mejilla, y otras, sonreía nerviosa. Entonces Clara le dijo a Mateo: "-Me siento muy halagada, esto no me lo esperaba. Pero tengo que decirte que yo llevo cinco años con otra persona. Es verdad que es una relación intermitente, que no es algo firme. A veces estamos más unidos y otras veces no nos vemos en mucho tiempo."
A lo que Mateo contestó: "-No entiendo cómo alguien opte por tener una relación informal contigo, cuando yo me muero solamente por estar cerca de ti". Los compañeros de mesa dejaron de masticar, con los tenedores en alto y ojipláticos.
En ese instante ella dijo que tenía que regresar a casa, que se le había hecho muy tarde y educadamente se despidió de todos.
En realidad Clara se fue porque si Mateo hubiera dicho una palabra más, ella se lo hubiese comido a besos allí mismo, al menos esa es mi teoría.
Y esta es la historia que he compartido con todos vosotros porque me moría por contaros algo tan bonito. Al menos a mí me lo pareció, espero que a vosotros también.
Ángela Ortiz Andrade

































Ángela Ortiz | Martes, 18 de Abril de 2017 a las 07:49:44 horas
Muchas gracias por tu comentario "J.M". Espero que lo que viene ahora también os entretenga un poquito.
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