Rota entera es un campo minado lleno de cagadas de todas las razas posibles de perros que puede haber en el mundo. Hay cagadas de todos los tamaños, tipos y colores. La inmensa mayoría de los dueños de perros de esta ciudad (“Rota, una ciudad para vivir” ¡ja!) son lo más cafre, guarro y desconsiderado que existe en el “mundo mundial”. Los dueños de perros tienen la “sana y arraigada” (por dejadez de las autoridades) costumbre de soltar a sus perros para que se vayan a cagar por los jardines, parques, aceras, paseos marítimos, playa, etc. Y aún atados la mayoría de los dueños pasan de recoger las "cagadas" de sus mascotas. Lo hacen en cualquier sitio menos en los sitios habilitados para ello (salvo honrosas excepciones). Se puede hacer una galería de fotos de las cagadas que dejan, de todos tamaños y colores y agotaríamos la memoria de una cámara digital. ¿Por qué no pueden sacar a sus perros para que caguen en sus propios espacios habilitados? O, en su defecto, ¿por qué los dueños no recogen la mierda de sus mascotas? ¡Me encabrona! Disculpen, pero me encabrona.

Yo tuve una perra, la sacaba todos los días, y todos los días limpiaba su (mi) mierda. No tenía la poca vergüenza de dejarla en el espacio de todos. Eso sería una falta de respeto, de consideración, de civismo, de sentido de la responsabilidad… ¡¡y de educación!! Pero algunos, bastantes, no conocen ninguna de esas palabras. Como los que sacan (incluido el verano, aún estando prohibido) a sus perros por el paseo del Chorrillo-Rompidillo-Galeones, Costilla y van dejando que el perro mee y cague a su antojo. A todo esto el dueño del perro observa extasiado las vistas de la bahía, o de la playa de la Costilla, mientras el perro, también extasiado, nos regala otra vista aunque bien diferente: ¡¡una enorme cagada!! Y el dueño, de tan extasiado y en estado contemplativo, como si nada. Y así otro y otro y otro...  hasta hacer un mosaico de tamaños,  colores y olores con las gotas de esencia de cientos de meadas para dar más realismo. Luego, dueño y perro, regresan a su casa como si nada; el uno con la mente relajada y el otro habiendo dejado una buena “morterada”. ¡¡Pero mira que hay que tener cojones!!

La gente no piensa en los demás y la policía ni está ni se le espera, y si está mira para otro lado. Egoístas desconsiderados en su máximo esplendor. Si mi filosofía fuera la suya, yo iría a cagar a su casa. Pero mi filosofía es tratar a los demás como me gustaría que me tratasen a mí: “Yo no voy a cagarme en tu casa; no te cagues tu en la mía”. Yo no llevaba a mi perra a tu jardín a cagar; no traigas el tuyo al mío, al de todos.

Tu perro, tu responsabilidad……¡¡tu mierda!!

Reciban un cordial saludo….y ¡¡hagan algo!!

Juan Óscar Martínez Martínez