Antes de comenzar este artículo resuenan en mi cabeza los compases del estribillo de aquella bella canción de Luis Eduardo Aute, homenaje al cine maravilloso de la Nouvelle Vague.

“Cine cine cine
más cine por favor
que todo en la vida es cine
y los sueños cine son.”

Cabe recordar que mi primer artículo, publicado el 24 de octubre de 2008, hacía referencia al cierre de los cines Portalejo; cinco años después, el 13 de Noviembre de 2013, el cierre de los cines Victoria, ubicados en el mismo local que los anteriores, también fue tema central de mi artículo de aquella semana, uno de los que mayor aceptación ha conseguido, uno de los más leídos. Podría recordar también que otros artículos reflejaron películas que me produjeron sensaciones especiales que me animaron a compartirlos con ustedes: “El Niño”, “Los Miserables, “La Vida de Adèle”. No creo que quede sospecha alguna de que el tema me apasiona, que desde muy niño el cine fue algo muy importante para mí y que la magia que desprendía me cautivó desde la primera vez.

El cine, el séptimo arte, el más moderno, que ha evolucionado de mil maneras, pero que de una manera u otra sigue siendo el mayor vehículo de la simbiosis ocio-cultura durante más de un siglo. Nació el 28 de septiembre de 1895 de manos de los hermanos Lumière y es mucha la historia que tiene tras de sí, y bastante más la que ha venido reflejando. Durante todos estos más de 120 años su importancia en la vida de la gente ha sido tal que no se entendería toda la explosión audiovisual si no comprendiéramos que el cine formaba parte de la vida de tantas generaciones.

Es cierto que los nuevos soportes han ido alejando a los espectadores de los cines, pero, al menos para la mayor parte de nosotros, la sensación de sumergirte en el mundo que crean las películas dentro de una sala de proyección, no se consigue ni en la casa, ni en ningún otro lugar que no sea el suyo.

Tenemos en Rota, gracias a la valentía y a la gentileza de la empresa que no tuvo más remedio que cerrar en 2013, unos cines estupendos que cuidan con esmero una programación siempre difícil de defender en un mundo donde las distribuidoras imponen sus criterios a base de exigencias que son inevitables de soslayar. A pesar de estos y otros inconvenientes, los cines de Rota se esfuerzan en mostrar una oferta que es sin duda de agradecer. Esta semana, hemos tenido la suerte de acudir dos días y hemos disfrutado de dos películas muy interesantes: una de ellas, “Vivir de Noche”, un film de “gángsters” con sabor a clásico, muy bien llevado por ese actor, que aunque anodino como intérprete, está mostrando un gusto exquisito en su faceta de director y que nos ha sorprendido con obras como “Argo”, oscar a la mejor película. La otra, la que parece será la película del año, “La, La, Land” (“La Ciudad de las Estrellas”), una delicia que deja un increíble buen sabor de boca de cine de toda la vida.

¡Qué más motivos para aprovechar la oportunidad que nos ofrece el cine de Rota! Aderecemos el tema con la amabilidad y la cercanía que demuestran las personas que allí trabajan, y nos sobrarán los motivos para no perdernos la oportunidad de que colaboremos para que el cine en nuestro pueblo sea una institución que se mantenga con buena salud por muchos años. Se lo merece.

Manuel García Mata