Recogiendo tempestades
La muerte de Bimba Bosé ha protagonizado estas semanas programas de televisión, llegando incluso en algunos diarios nacionales a formar parte de su portada. Desgraciadamente no es la única mujer que luchaba contra un cáncer, pero ella supo gracias a su fama, hacer más visible esta dura enfermedad, mostrando en televisión sus avances y colaborando cuando ha podido en actos de asociaciones de enfermos que luchan contra el cáncer.
Su lucha no ha sido en vano, aunque algunos periodistas han dicho que perdió esta batalla, yo no lo creo. Tan solo el hecho de luchar y plantarle cara a esta enfermedad con una sonrisa como mejor medicina, ya es una victoria, y encima has ayudado a las diferentes asociaciones y has animado a muchas personas a seguir tu ejemplo de luchadora. Bimba, no has perdido, descansa en Paz.
Pero como antítesis a este ejemplo, en el lado opuesto de la sociedad tenemos a los indeseables, a los que se aprovechan de nuestra libertad y de nuestra democracia para echar basura por la boca. En redes sociales hemos podido ver como algunas personas se alegraban de la muerte de Bimba, llegando a decir cosas como que eso era un castigo por la orientación sexual de su tío o haciendo mofas muy desagradables sobre la enfermedad que padecía Bimba.
Y es que esta sociedad me está empezando a dar miedo. Estamos perdiendo la educación por completo y el respeto.
La semana pasada también recibíamos la noticia de que una chica en Murcia recibía una brutal paliza por un grupo de chavales de extrema izquierda. Al parecer ella estaba en la puerta de un bar y llevaba una pulsera con la bandera de España cuando casi una decena de personas se le echó encima y sin mediar palabra empezaron a agredirla y vejarla, dejándola herida y sangrando en el suelo. ¿Esto es normal? No, claro que no.
Pero a este hecho deleznable se le une mi asombro ante la reacción de la sociedad. ¿No hay manifestaciones contra la extrema izquierda por esto? ¿No se manifiestan los colectivos feministas en apoyo a esta chica que ha sido brutalmente agredida? No olvidemos que aunque lleve una pulsera de España sigue siendo una mujer. De nuevo la sociedad, o al menos parte de ella, vuelve a mostrar su doble rasero, da igual que seas mujer u hombre, da igual si te pega uno o varios, aquí lo más tenido en cuenta son los agresores, y dependiendo si eres mujer u hombre, si eres de una ideología u otra, tienes más o menos repulsa social. ¿Esta chica de Murcia debería haber muerto para que la sociedad condenásemos esta brutal agresión?
Algo estamos haciendo mal, queridos lectores. Todos somos parte de la sociedad, y la sociedad se está equivocando cuando insultan a una mujer que ha fallecido de cáncer y cuando callamos ante agresiones brutales por cuestiones de ideología en pleno siglo XXI. Espero que estemos a tiempo de revertir está situación, si no, mal futuro nos espera.
Hugo Cañellas Ávila

































Pinocchio | Domingo, 12 de Febrero de 2017 a las 22:19:27 horas
No sé a que viene la intromisión de este tal "Rebelderota" en el dialogo que teniamos el sr. Cañellas y servidor, y menos de la forma tan personal como lo ha encarado, como si en mi comentario me hubiera dirigido a él y no al otro caballero. Ni tampoco entiendo ese tinte agresivo que utiliza, si tanto rechazo le produce la mentira, debería pedirle explicaciones a quien las vierte y quien manipula y utliza un suceso de forma difamatoria. En esta agresión no existe ningún tinte politico, sino que es solo una venganza por anteriores agresiones que cometió la "señora matona" sobre otras mujeres. Fijense que ni los medios de comunicación, como la Vanguardia, informan de la ideologia de la "señora matona", no dicen si defiende ideas fascistas, neonazis, franquistas ni de otro tipo, ni siquiera la falacia de la pulserita, sino que fué victima de lo que ella misma antes practicó sobre otros, una agresión cobarde. Si esta señorita no hubiera agredido antes a otras señoras, este suceso nunca hubiera acontecido, ni aunque en vez de pulsera hubiese lucido una esvastica o un capirote del ku-klus-klan. Son ganas de calumniar y de utilizar la mentira para intereses espureos, fanaticos e infames.
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