LA HUMANIDAD Y EL PERRO  

Alguien consideró una vez que el perro era el mejor amigo del hombre.
Y cuando lo expresó, estoy convencido, estaba pensando en el hombre en su acepción de Humanidad, englobando, por tanto, a la mujer. El creador de la frase se dio cuenta de la fidelidad que el perro guarda hacia su dueño o dueña. Podría maltratar al perro y siempre te devolvía una sonrisa canina, que como todos sabemos se manifiesta con un movimiento característico de su cola. ¿Qué mayor acto de amistad sin rencor acumulado?
No consideró el creador de la frase que el mejor amigo del hombre podría ser el propio hombre. Debió pensar en las guerras. El hombre mata al hombre, y eso no es de amigos. Debió pensar en las etnias. El hombre odia al hombre, y eso, tampoco es de amigos. Debió pensar en las clases sociales. Unos hombres viven a costa de otros, y eso, tampoco se hace con un amigo.

Tampoco tuvo en cuenta que pudiera ser la mujer el mejor amigo del hombre, ni el hombre de la mujer. ¿Cómo considerar a esta siendo, como es, la “culpable” de la situación historia del hombre? Bueno, por lo menos, eso dice la Biblia. Además, descubrió, que si maltrataba a una mujer, esta no sonreía como lo hacía el perro. De igual modo, por la parte que les toca, ¿cómo considerar, por parte de la mujer, al hombre como su mejor amigo, cuando se ha visto sometida a lo largo de la Historia? Bueno, en la actualidad, en algunas culturas como la árabe, la mujer no disfruta de los mismos derechos del hombre ni por asomo. Y, en aquellas sociedades donde gozan de los mismos derechos, los asesinatos y la violencia de género son, por desgracia, casi “el pan nuestro de cada día”.

El autor de la frase podía haber elegido a cualquier otro animal: el caballo, el gato, la iguana,… pero no. Una vez rebuscadas todas las opciones del reino animal decidió que era el perro el que mejor se ajustaba a lo que él consideraba un buen amigo: sumisión, compañía, monólogo, fidelidad, lealtad,… y, además, lo podía abandonar cuando quisiera sin que nunca se lo echara en cara.

Con el perro podía compartir un día de caza, controlar un rebaño de ovejas, tener vigilado el hogar, incluso ser los ojos en caso de que el individuo sea invidente. A cambio, el hombre le daba cobijo y comida. ¡La amistad perfecta!
El perro puede amar, lo lleva en sus genes, pero nunca odiar, le falta ese código genético. Si es que el amor y el odio se pudiera demostrar que se llevan en los genes.

Hasta en el horóscopo chino, a las personas nacidas bajo este signo se las define como altruista y con gran empatía; especialmente con los más necesitados, brindando felicidad, apoyo y consejos.
Sin embargo, hay quien designa frases como: ¡qué perro es… mengano!, para designar a alguien que se considera de todo menos amigo. Cuestión de pareceres.
Salud.