PARENTESCOS IMPROBABLES. REALIDAD (2)

(Continuación) Y paso al segundo botón prometido de este cajón de sastre de los parentescos improbables. Este es netamente peruano y tiene categoría de nobel, al menos por uno de sus protagonistas, nada menos que Mario Vargas Llosa (1936). Aunque antes le sitúo.

Como seguro no ignora, el Premio Nobel en Literatura de 2010 pidió recientemente en matrimonio a Isabel Preysler, y lo hizo tras haber firmado en el pasado mayo el divorcio de su ya exmujer, Patricia.
La novia y futura esposa Isabel, convencido estoy que habrá caído en la cuenta que no es otra que la iniciadora del embrollo familiar, de improbables pero reales parentescos, junto con Julio Iglesias de la semana pasada.
Ni que decir tiene que esta petición de casamiento peruana-filipina no tendría en sí la menor importancia para los intereses que me traen, si no fuera porque, a la hora de generar parentescos poco probables, el escritor también aporta lo suyo. Verá por qué.

Resulta que el nombre completo de su anterior esposa es Patricia Llosa Urquidi, y lo del apellido no es una casualidad pues es hija de un tío carnal por parte materna de Mario, Luis Llosa, y de Olga Urquidi. Es decir que Patricia y Mario, antes de ser esposos ya eran primos. O sea.

Una boda con “prima Patricia” que tuvo que vencer ciertas dificultades sociales, ya que no solo estaban emparentados sino que se casaron en 1966, cuando él tenía 29 años y ella 20, es decir era menor de edad. Pero bueno la boda se celebró. Y es que lo que no pueda el amor.

No obstante el hecho de ser esposos a la vez que primos trajo consigo un parentesco algo rarito ya que ahora, Olga y Mario, pasaron a ser también suegra y yerno a la vez que tía y sobrino. Que no es que sea muy frecuente, pero que tampoco nos vamos a rasgar las vestiduras por ello.

Lo malo es que el embrollo familiar entre los Llosa y los Urquidi, no había empezado con este enlace.
No porque éste con su prima era ya el segundo matrimonio de Mario que once años antes (1955), es decir con 19 y por tanto menor de edad (por lo que se debió que trastocar algún dígito del año de su nacimiento), se había casado con Julia Urquidi diez años mayor.

Y no. Como ocurrió con el apellido Llosa, tampoco es una coincidencia el de Urquidi.
En efecto, hay parentesco de por medio. Julia es hermana de Olga, encubridora necesaria por aquel entonces del inusual romance, dado que la familia se oponía fuertemente a un matrimonio entre parientes tan cercanos, aunque fueran políticos, y con tal diferencia de edad.

Pero es lo que tiene el amor, que puede con todo. Vamos que los enamorados se casaron.
Así que por el matrimonio con “tía Julia”, Olga y Mario, después de ser tía y sobrino (1936), pero antes de ser suegra y yerno (1966) fueron también cuñados (1955). O sea que.

Y claro Julia y Mario, que empezaron siendo tía y sobrino lejanos, terminaron estando muchos más próximos al convertirse en esposos. Como curiosidad ad hoc comentarle que la conocida novela semi-autobiográfica del escritor ‘La tía Julia y el escribidor’ (1977), está basada en ese matrimonio.

No le quiero cansar, soy consciente de que el lio familiar que les traigo no es un asunto menor. Pero seguro que si se pone, con nada que lo intente, encuentra algunos otros parentescos improbables que a mí se me han escapado.

A destacar, que no se me olvide, el papel de celestina de la tía-cuñada-suegra Olga al casar con el mismo hombre y once años de diferencia, primero a su hermana menor y después a su propia hija. Por cierto, ya de la que va, sepa ambos matrimonios tuvieron lugar en una pequeña localidad del norte del país. (Continuará).

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FUENTE: Enroque de ciencia